Floren AOIZ
@elomendia
JOPUNTUA

Los chistes están bien, pero...

No es habitual ver antidisturbios españoles cargando contra fascistas, entre otras cosas porque es problemático distinguir ambas categorías, así que las imágenes de estos últimos días en Madrid han causado una gran impresión. Cualquiera que se las haya visto con policías nacionales en acción sabe que su comportamiento ha sido, en comparación con el habitual, exquisito, como corresponde a la evidente cercanía con aquellos a los que supuestamente debían contener, pero, en todo caso, ahí quedan los enfrentamientos y el enfado de quienes se sienten traicionados por sus idolatrados defensores del orden y la ley.

No seré yo quien se resista ante un buen chiste o un meme creativo, pero me pregunto si banalizar lo sucedido es una buena idea. Aunque las formas resulten patéticas o surrealistas, conviene no frivolizar una dinámica golpista, porque el éxito de estas no se resuelve en unas escenas más o menos bufonescas, sino en una cadena de pulsos, algunos de ellos menos mediáticos y otros tan descarados como el papel de determinados jueces y otros entes del estado profundo. Pero es que además, la pulsión reaccionario-autoritaria no se limita a una banda de tarados y unos cuantos grupos de asalto fascistas y no sería muy inteligente, creo yo, quedarse con la caricatura fácil sin tomar nota de la gravedad de la situación.

De un lado a otro del mundo, esta pulsión gana terreno tomando formas como el fenómeno del argentino Milei -que podría convertirse en presidente de su país-, pero contagiando también a sectores de la izquierda con esa tendencia a desconfiar del feminismo y el ecologismo apelando al retorno del hombre-heterosexual-blanco-de-clase-obrera-de-toda-la-vida. No es lo mismo, claro está, se trata de realidades muy diferentes, pero en las que a la vez se aprecia un mismo signo de nuestros tiempos que avanza cada día. Y me parece que no lo vamos a parar solo con chistes.