La verdad, camino para la reparación
Leo que la Guardia Civil ha organizado una exposición en la Sala de Armas de la Ciudadela con el siguiente título: “La Guardia Civil al servicio de la Ciudadanía”. Habrá gente que vaya a verla y que crea que sí hacen una buena labor. Por contra, para otras muchas personas esa frase produce dolor, sufrimiento, rabia, indignación, indefensión. Se jactan de su buen hacer y explican sus logros sin complejos, orgullosos de todo lo logrado en su buen hacer, de cómo ha evolucionado la institución armada desde su fundación. Enseñan el material antidisturbios y permiten manejarlo. Exponen los diferentes trajes para cada cometido, etc. Pero no dicen nada acerca de dónde y cómo emplean ese material, tampoco enseñan a manejar la porra contra manifestantes o cómo lanzar pelotas de goma o gases lacrimógenos o a dispersar y sembrar el miedo. Tampoco enseñarán a los visitantes cómo intimidar, ni cómo golpean a las personas una vez detenidas, como tampoco enseñarán cómo poner los electrodos o la bolsa hasta la asfixia, la bañera o, incluso, hasta agresiones sexuales en esos espacios de incomunicación. En esos paneles en los que se pueden leer las bondades de su historia, deberían poner también paneles con todos esos modos de torturas y malos tratos que de manera tan sistemática se han infligido a tantos y tantas ciudadanas en este país. Pero sería demasiado fuerte, sería como decir que sí se ha practicado la tortura, cómo se ha hecho, quién las ha llevado a cabo y también quién ha callado y ha hecho como que no pasaba nada, y quién las ha ocultado, sería enseñar esas cloacas también ocultadas por todos los estamentos del Estado, y, claro está, sería incómodo exponer una verdad tan bien ocultada. Una verdad que incomodaría y haría avergonzarse y hasta quizás a alguien se le pudiera herir su sensibilidad. El título de la exposición quedaría totalmente echado por tierra, sería un insulto a la cordura y a la inteligencia.
Estas exposiciones insultan a las personas que han padecido esas prácticas. La sociedad se merece la verdad. Es una necesidad ir hacia la verdad, la justicia y la reparación. Una verdad que pueda mitigar esas heridas. Ocultando estas prácticas no se hace ningún favor ni a la sociedad y a las generaciones futuras. La sociedad se merece la verdad para que sea más justa, más sana. Seamos valientes y vayamos dando pasos hacia la reparación. El próximo viernes 17 de noviembre tenemos la ocasión de ahondar en esa verdad en la conferencia que tendrá lugar en el Planetarium de Pamplona-Iruñea, bajo el lema: “Tortura. Pasos hacia la reparación”.