Ainara LERTXUNDI

«Estamos gritando al mundo y nadie hace caso»

«Julia estaba bailando con su madre cuando un bombardeo mató a toda su familia. ¿Esto es normal? No. Estamos gritando al mundo y nadie nos hace caso», resaltó Mohamed Farajallah, activista palestino residente en Euskal Herria, junto a Bárbara Ruiz (Unrwa), Mónica Alonso (Mundubat) y el periodista Xabier Madariaga en una mesa redonda.

De izquierda a derecha, Mohamed Farajallah, Mónica Alonso, Bárbara Ruiz y Xabier Madariaga el martes en Donostia.
De izquierda a derecha, Mohamed Farajallah, Mónica Alonso, Bárbara Ruiz y Xabier Madariaga el martes en Donostia. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Mohamed Farajallah, activista palestino residente en Euskal Herria desde hace nueve años; Bárbara Ruiz, delegada de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa) en la CAV; Mónica Alonso, de la Fundación Mundubat; y el periodista y excorresponsal de EiTB en Jerusalén Xabier Madariaga unieron sus voces en una mesa redonda organizada por la Coordinadora de ONGD de Desarrollo de Euskadi.

Desde la vivencia de un niño, un joven y un adulto palestino, Farajallah, nacido en Cisjordania con familia en este territorio ocupado y en Gaza, subrayó que «debemos diferenciar entre una vida normal y una vida palestina. Lo que yo he vivido, lo han vivido todos los palestinos».

Al año de nacer, en 1987, estalló la primera Intifada, «piedras contra tanques». «El sonido de la guerra me acompañó en mis primeros nueve años de vida. A esa edad lo que un niño debe escuchar es ‘vamos al parque a jugar’. Sin embargo, lo que escucha un niño palestino es ‘no salgas, hay controles’. Nos hemos convertido en expertos en materiales de guerra, en diferenciar el sonido de los misiles, de los helicópteros Apache, de tanques».

«Un conflicto es el que tienes con tu vecino o tu compañero de trabajo. Lo que nosotros vivimos es ocupación, que empezó en 1948. Nos enfrentamos a un enemigo que quiere echarnos. Si no puede hacerlo, te mata», subraya.

A este respecto, Madariaga, quien llegó a Jerusalén en 2003, en plena segunda Intifada, destacó que «esto que dice Mohamed no es una impresión personal. Está escrito en la propia Constitución de Israel. Cuando dice Estado judío, literalmente, palestinos como Mohamed son ciudadanos de segunda, tercera, cuarta y hasta de quinta categoría».

«Para Israel, lo que estamos haciendo aquí -dijo en alusión a la mesa redonda- muy probablemente es antisemitismo, pero no, esto no es antisemitismo. Los dos grandes argumentos del antisemitismo y de la seguridad son los que dan carta blanca a un Estado judío que hace lo que hace».

Esta ofensiva es también la más mortífera para Uunrwa, que ha perdido a 102 trabajadores humanitarios. «La impotencia es tremenda. 1,6 millones de personas se han tenido que ir a la zona media y sur de la Franja sin tener la seguridad de que lo que les espera en el sur sea mejor, porque no hay lugar seguro ni que no esté siendo bombardeado. La entrada de ayuda es una gota en el océano. No hay criterio y es un proceso muy lento e inseguro», resaltó Ruiz.

Desde Mundubat, Alonso incidió en la persecución y criminalización de las organizaciones de la sociedad civil palestina, que «son nuestros oídos», así como los permanentes intentos por cortar sus fuentes de financiación.

Antes de finalizar, Farajallah planteó duros interrogantes: «¿Por qué una madre tiene que mirar los cuerpos desmembrados de sus hijos y tiene que ir juntando un dedo, un trozo de velo, una pierna? Julia estaba bailando con su madre cuando un bombardeo mató a toda su familia.¿Esto es normal? No. Estamos gritando al mundo en todos los idiomas y nadie nos hace caso».