Daniel GALVALIZI
VUELCO DERECHISTA EN ARGENTINA

Primeros desmarques a Milei a pocos días de asumir el Gobierno

Los dos principales referentes de su espacio han renunciado a participar del nuevo Ejecutivo y otros dirigentes plantean críticas internas ante la influencia de Macri. Bullrich vuelve a ser ministra de Seguridad y se perfila un tsunami de privatizaciones y el cierre del Banco Central. Los «libertarios» apelarán a diputados del PRO y gobernadores peronistas moderados.

(Luis ROBAYO | AFP)

Gracias por tanta grandeza», le dijo Javier Milei a Patricia Bullrich cuando la abrazó en la noche del triunfo electoral en el balotaje hace una semana. Antes se había abrazado con Mauricio Macri y los rodeaban varios dirigentes de la cúpula del PRO que responden todavía al liderazgo del expresidente.

Esa cercanía, que fue clave para que el ciudadano más temeroso de la prédica anarcocapitalista y estrafalaria de Milei acabara votando por él, le está trayendo los primeros problemas al llamado líder «libertario». Esa cercanía es considerada por algunos inadmisible, o ven que la agenda radical anarcocapitalista peligra con el acercamiento a «la casta» política tradicional.

No parece extraño, teniendo en cuenta que durante dos años Milei no paró de llamar «casta» a los partidos tradicionales y de pregonar medidas extremas que van mucho más allá del liberal promedio. De allí radica el «libertario», un eufemismo de ultraderechista, que tampoco es Orban ni Trump, ambos mucho más proteccionistas en ideología económica que el argentino.

Es que el aspecto ideológico de La Libertad Avanza tampoco está del todo definido y da la impresión que se irá definiendo sobre la marcha. En asuntos políticos hay un variopinto número de posiciones, algunos que pueden parecer neofacismo al uso y otros cercanos a posiciones más ácratas. Lo único que los une es la noción de desmantelar el Estado, bajar a mínimos su rol en la sociedad, y aniquilar la influencia del peronismo y de la socialdemocracia tradicional.

LA PRIMERA CRISIS

Quedan dos semanas para que Javier Milei jure el cargo de presidente y ya está sufriendo su primera crisis interna. El jefe de su equipo económico, Carlos Rodríguez, ha anunciado que da «un paso al costado» porque cree que será «mucho más útil a la causa de la libertad» si puede «opinar libremente» sin estar asociado al partido.

El otro economista que se apartó de La Libertad Avanza fue Emilio Ocampo, considerado el «cerebro» del plan radical de dolarización de la economía y cierre del Banco Central que defendió Milei en campaña. El motivo de estos movimientos es la designación como titular de Economía de Luis Caputo, exministro de Finanzas del Gobierno de Mauricio Macri y expresidente del Banco Central.

No tardaron en viralizarse los memes en redes sociales de contrarios a Milei que vacilaban a los votantes (muchos de los cuales actúan como fanáticos) por haber apoyado a alguien que criticaba a la «casta» y terminaba dejando que Macri le forme su equipo de ministros.

De hecho, la ministra de Seguridad (cartera separada de Interior) será Patricia Bullrich, su exrival durante la campaña. Curiosamente, ella había dicho que prefería no volver a tener ese alto cargo (lo ocupó durante cuatro años con Macri), pero añadió que si era necesario lo pensaría. Finalmente, asumirá la cartera.

Bullrich, una de las pocas ministras de Macri que puede demostrar buenos resultados de gestión (durante su mandato hubo notables avances en la lucha contra el narcotráfico), le garantiza a Milei experiencia en un área por demás sensible: el control de la Policía Federal, la Gendarmería (policía militarizada) y la Prefectura (a cargo de ríos y costas marítimas). Si bien cada provincia tiene su propia policía, la conflictividad social que se espera con el ajuste que se viene seguramente pondrá a Bullrich ante la tesitura de optar por la represión en zonas de su competencia (autopistas y carreteras federales).

Otra baja que no ha tenido explicación es la de Carolina Píparo, excandidata a gobernadora bonaerense y que había anunciado ya que asumiría la cartera de la Anses (la mega agencia que administra los fondos de seguridad social, pensiones y la dependencia). La sorpresa es quién irá a esa entidad tan clave: Osvaldo Giordano, ministro saliente de Finanzas de Córdoba y peronista moderado cercano al excandidato Juan Schiaretti, quien obtuvo 7% en las generales de octubre.

Esto ha supuesto echar más gasolina al fuego para los sectores más radicalizados de la coalición que sustenta a Milei. Su futura titular de Exteriores, Diana Mondino, intentó dar una explicación: «Píparo (es diputada desde hace dos años) tiene una tarea fundamental en el Congreso y no es tan fácil de reemplazar por la experiencia que tiene y por la capacidad de gestión. Hay que ver cuál es el mejor lugar, piensen que tenemos que cambiar el país».

De la retórica revolucionaria, Mondino pasó al estilo que caracteriza a su fuerza política: «Hay que formar equipos de gobierno, no se puede pensar en cualquiera, imagínese si usted pone a dos de Boca y dos de River». La ironía poca gracia le causará a los votantes más fanáticos.

En cuanto al Gabinete de ministros, está confirmado que Milei ha elegido a Guillermo Francos para Interior y que al frente de Justicia colocará al polémico abogado Mariano Cúneo Libarona, exdefensor de varios políticos acusados de corrupción, entre ellos Carlos Menem. Solamente habrá ocho ministerios y Salud (Sanidad) y Educación serán degradados a secretarías. El jefe de Gabinete, un primer ministro en la práctica con enormes competencias, será el empresario Nicolás Posse, excompañero de trabajo en el sector privado del presidente electo.

OLA PRIVATIZADORA.

Entre las medidas anunciadas, Milei dijo el viernes, ante las críticas por los pactos con el PRO de Macri, que «no es renunciable» el cierre del Banco Central y que la dolarización es un proyecto a largo plazo que, por el momento, no se hará, aunque piensa liberar el tipo de cambio. También anunció que hará un súper recorte del gasto público de 15 puntos del PIB en los primeros seis meses.

Esta semana ha confirmado también que privatizará la gigante petrolera estatal YPF, cuyo 51% fue nacionalizado por Cristina Fernández a Repsol en 2012. Además, privatizará los medios públicos (la radio, la cadena de televisión y la agencia de noticias), la empresa de correo postal, de aguas y Aerolíneas Argentinas.

Sorpresivamente, ha señalado que está en negociaciones informales con el grupo del magnate mexicano Carlos Slim para venderle por 900 millones de euros la empresa Arsat, una estatal que produce satélites. Lo que llama la atención es que esta entidad es superavitaria, es la que mejor balances presenta de toda la Administración Pública y es una de las líderes mundiales en su nicho.

ESTA AGENDA DE HALCÓN THATCHERISTA TIENE UN OBSTÁCULO: LA MINORÍA PARLAMENTARIA

Preguntado por esta cuestión , el equipo de comunicación de Milei ha respondido a GARA que buscarán obtener las aprobaciones de leyes clave con pactos legislativos con el PRO y con algunos gobernadores peronistas moderados (que puedan influir en sus diputados a cambio de favores en transferencias).

La «motosierra» draconiana de Milei cuenta a favor con que un sector grande del peronismo quiere liquidar al kirchnerismo y le conviene que Argentina no estalle en un caos de ingobernabilidad, default e hiperinflación. Pero tiene en contra que la mitad de Juntos por el Cambio ha decidido dar la espalda al acuerdo de Macri, se ha sublevado y ha anunciado que hará oposición. La tarea parlamentaria que deberán realizar el nuevo presidente y sus alfiles será descomunal: la Libertad Avanza tiene solo 39 de 257 diputados y 9 de 72 senadores.

Mientras tanto, de cara al próximo 10 de diciembre, Milei ya tuvo su reunión «cordial» con el presidente saliente Alberto Fernández, y la vicepresidenta electa, la negacionista Claudia Villarruel (ella es el enlace de su líder con Vox), también se reunió con Cristina Fernández.

Se espera que la semana próxima avancen los equipos técnicos y las conversaciones para una transición ordenada del Ejecutivo. A pesar del antagonismo de los protagonistas, se encaminan con una sorprendente normalidad. Se augura un verano austral muy caliente y caótico, y nadie quiere ser responsable de hacer que la bomba detone peor.