Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
EL AMOR DE ANDREA

Vacíos familiares

El personaje al que hace referencia el título es una adolescente encargada de cuidar a sus hermanos menores mientras su madre trabaja. Simultáneamente, emprende la búsqueda de su padre, quien abandonó el hogar años atrás para formar otra familia en otra ciudad. A pesar de que sus recuerdos de la infancia le devuelven la imagen de un padre que siempre fue amable, la protagonista no logra comprender por qué desapareció.

Dirigida por Martín Cuenca y respaldada por la actuación de la debutante Lupe Mateo Barrero, la película se descubre como un retrato de profunda melancolía. La joven está en busca del amor que nunca recibió de un padre “fantasma” y que debería experimentar. Su mente aún no asimila los complejos mecanismos que llevan a los adultos a romper lazos, ser contradictorios y, sobre todo, incumplir promesas, obligaciones y deberes.

Este desencanto la hace sentir traicionada, confundida y triste, llevándola a mantener una distancia con su mejor amiga mientras busca refugio en su cuaderno, lleno de notas nunca destinadas a ser leídas, y en la lectura de “Juan Salvador Gaviota”, la novela de Richard Bach. “El amor de Andrea”, aborda los conflictos internos de manera sencilla, utilizando un estilo naturalista, una banda sonora conmovedora a cargo del grupo Vetusta Morla y el característico paisaje de la ciudad andaluza de Cádiz como telón de fondo. El viento, las playas y las atmósferas de la ciudad contribuyen a aportar autenticidad a la narrativa. Con actores no profesionales, iluminación natural y un ritmo sereno, la película ofrece una visión muy interesante en torno a las complejidades de las familias tóxicas y de la sicología de una adolescente prematuramente madura, forzada a asumir un rol materno mientras constantemente se le recuerda su condición de niña.