Álvaro REIZABAL
Abogado
JOPUNTUA

Ni un tirón de orejas

La vergonzante actuación de la Conferencia Episcopal en el tema de los abusos a menores, y la llamada a Roma de todos los obispos a convocatoria del Papa habían disparado los rumores sobre que la cita era precisamente para leerles la cartilla, aunque el motivo formal de la reunión plenaria fuera la reorganización de los seminarios, que, traducido, quiere decir el cierre de muchos de ellos ante la alarmante falta de clientela que desee cursar sus estudios en esos centros, en los que, en otros tiempos, lo hicieron cientos y hasta miles de jóvenes, dejando como muestra para la historia esos gigantescos edificios como el de Derio, hoy vacíos de seminaristas y que van albergando otras actividades tales como un hotel, que en su tiempo hubiera sido calificado por la Iglesia como un centro de lenocinio.

El encargo de una investigación de los hechos a un despacho de abogados vinculado al Opus fue una genial idea para meterlo en el frigorífico y hacerle dormir el sueño de los justos, con la mala fortuna para ellos de que la oficina del Defensor del Pueblo, que, por cierto, también fue cura, haya sido mucho más diligente y haya acabado un trabajo que los obispos y los curas denostan tildándolo de exagerado, injusto y otras lindezas.

Del viaje al Vaticano han vuelto más contentos que unas castañuelas y comparecen ante los medios audiovisuales riéndose y celebrando que el Papa no les ha hablado del tema de la pederastia para nada, que vaya usted a saber si es verdad, porque hacer viajar hasta Roma a tan numerosa tropa para hablar de los seminarios olvidando la patata caliente es muy difícil de creer. Pero esa es la versión oficial. Lo que indigna es que en vez de mostrar en público una postura humilde de arrepentimiento y de pedir perdón a sus numerosísimas víctimas e indemnizarles, se dediquen a hacer el gilipollas en la radio y en la tele, riéndose de que el sheriff no les ha dado ni siquiera un pequeño tirón de orejas. Insinúan que no se habló del tema porque carece de importancia y se parten el culo de risa. Son unos atorrantes.