GARA
REMONTE

Atracón para encumbrar a Urriza-Azpiroz

Urriza-Azpiroz posan con sus txapelas.
Urriza-Azpiroz posan con sus txapelas. (Jon URBE | FOKU)

Urriza-Azpiroz inscribieron ayer su nombre al palmarés del Parejas tras imponerse 2-0 (15-13 y 15-14) a Ansa-Martirena. Sin embargo, más allá de una final disputadísima, lo que quedará para el recuerdo será el entradón que registró Galarreta, con sus 1.500 localidades completas y un par de centenares de aficionados que se quedaron sin poder entrar al recinto hernaniarra, que hacía muchos años no vivía algo así. Tras múltiples pruebas, los rectores de Oriamendi parecen haber acertado con la fecha y el horario adecuados para una final que, al margen de preferencias, tuvo esa emoción necesaria para captar a público nuevo, algo de lo que está tan necesitada esta especialidad.

Esta inusual afluencia de público hizo que el festival tuviera que comenzar con algo de retraso y, tal vez por ello, los cuatro finalistas comenzaron algo fríos. Eso sí, el equilibrio fue máximo con todo tipo de empates y las dos parejas con una táctica muy similar, evitar que el delantero rival entrase en juego. Así, fue significativo ver a los dos zagueros sacar desde el ancho, tratando de evitar que las dos estrellas entraran de aire.

Martirena, el menos escarmentado de los cuatro, se adueñó del partido en el ecuador del primer set y los colorados acariciaron el primer punto tras adelantarse 13-10. Sin embargo, fiel a su estilo, Urriza apareció en el momento más oportuno para hacerse con el control del peloteo y darle la vuelta al marcador (15-13).

GOLPE SICOLÓGICO

El final de ese primer joko marcó por completo el comienzo del segundo, pues los colorados acusaron mucho el golpe y Urriza siguió gozando sobre la cancha para adelantarse 9-3 con tantos de todo tipo.

La final parecía completamente decantada, pero Imanol Ansa no estaba por la labor de cerrar un año tan especial dejándose llevar. El urnietarra dio un paso adelante, asumió sus riesgos y, entrando de donde podía, dándole otra velocidad a la pelota, fue reduciendo la desventaja hasta empatar a 13 y 14.

Pero Urriza supo agarrarse a la final y su enorme defensa le permitió obtener su décima txapela en diez finales, obtenidas con siete zagueros diferentes.