La decisión judicial del miércoles de suspender temporalmente la implementación de la reforma laboral que impulsa el Gobierno argentino mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que entró en vigencia el 29 de diciembre, asumiendo los argumentos de los sindicatos, supone el primer revés judicial del proyecto reformista del presidente ultra Javier Milei, quien ayer quitó hierro a esa resolución. «Los partidos tienen 90 minutos, no terminan hasta el pitazo final», sostuvo.

En menos de un mes, Milei aprobó un DNU para «reconstruir la economía argentina» y envió al Parlamento un proyecto de ley «con el espíritu de restituir el orden económico y social basado en la doctrina liberal» plasmada en la Constitución de 1853. Pero la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo revirtió el fallo de un juez de primera instancia al admitir la petición de la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical de Argentina, acordó una medida cautelar contra el megadecreto con el que el Ejecutivo busca, con la derogación o modificación de más de 300 normas, una amplia desregulación de la economía que va más allá del ámbito laboral.

La sentencia, que será apelada por el Gobierno, suspende la aplicación de la parte del DNU que pretendía implementar una amplia reforma laboral para rebajar las indemnizaciones y aportaciones jubilatorias, extendiendo los contratos a prueba, reduciendo las multas por registro deficiente de los trabajadores y restringiendo el derecho a huelga, entre otras medidas.

COMPETENCIA DEL CONGRESO

Según el tribunal, la competencia para legislar sobre estas materias es del Congreso y rechazó el argumento del Ejecutivo de que es un caso de necesidad y urgencia.

Es casi seguro que ese fallo no será el único, ya que se han presentado otros recursos que la Corte Suprema dijo que tratará en febrero y algunos más que podrían terminar en ese Tribunal, que podría decidir invalidar todo el DNU. Además, es posible que el Congreso decida rechazarlo y dejarlo sin efecto aún antes de que sea tratado por el Supremo. Cualquier de los dos casos supondría un duro golpe para el intento de Milei de gobernar de espaldas al Legislativo.

Independientemente de los obstáculos a corto plazo, Milei confió en que «todo va a salir adelante». En una entrevista radiofónica, sostuvo que «no hacer nada» o continuar «haciendo lo mismo» es «infinitamente peor» para Argentina.

Prometió «trabajar a brazo partido para evitar la crisis». «No quiero una Argentina con un 98 por ciento de pobres y la mitad de indigentes», zanjó Milei, quien, no obstante, admitió que los resultados de sus reformas no se verán con efecto inmediato, sino en 15 años, cuando espera que Argentina sea uno de los países «más ricos del mundo».