La familia de Borja Lázaro, el gasteiztarra desaparecido en Colombia hace diez años, iniciará este año los trámites para que se declare oficialmente su fallecimiento, aunque mantiene todavía la esperanza de que siga con vida y pide a las autoridades españolas y colombianas que no abandonen el caso y sigan investigando.

Familiares y amigos se concentraron ayer en Gasteiz para recordar al joven, exigir que la investigación no decaiga y visibilizar que se sigue intentando aclarar lo que pasó.

Lázaro, ingeniero informático aficionado a la fotografía, fue visto por última vez la noche del 7 al 8 de enero de 2014 en una posada de la localidad costera de El Cabo de la Vela (La Guajira, Colombia). Tenía 34 años y se encontraba en la zona con el fin de realizar un reportaje fotográfico.

Las horas previas a su desaparición las pasó tomando unas copas junto a un grupo de turistas. Sus pertenencias, entre las que encontraban su cámara de fotos y su pasaporte, se encontraron en el establecimiento en el que se alojaba. Desde entonces, la Policía colombiana ha barajado varias hipótesis, pero ninguna ha ido a más y a día de hoy se desconoce lo que pudo pasar.

«ZURE ZAIN GAUDE»

Tras una pancarta con la fotografía de Borja en la que se leía, en euskera y castellano, «Te esperamos Borja», la madre, Ana Herrero, su hermano, Sergio, y otros familiares y amigos estuvieron arropados por representantes institucionales del Gobierno de Lakua, del Ayuntamiento de Gasteiz y de la Diputación de Araba.

Sergio Lázaro explicó a Efe que la Ertzaintza y el Ministerio español de Interior siguen en contacto con la Embajada española en Colombia, dado que la investigación «no se ha cerrado». Por esa misma vía, la Ertzaintza ha solicitado a la Policía colombiana que dé «más ímpetu» a las pesquisas, que siguen «en un punto parecido al de los inicios», como explicó Hugo Prieto, representante del cuerpo en el Centro Nacional español de Desaparecidos.

La familia de Lázaro ha decidido tramitar oficialmente la declaración de fallecimiento, algo que permite la legislación española transcurridos diez años desde la desaparición, con el fin de zanjar asuntos puramente administrativos.