Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Apuntalados los objetivos sobre firme terreno ético

Los principios básicos de cualquier edifico institucional que contenga una idea avanzada de lo que debería ser el proyecto futuro para el desarrollo sostenible de las Artes Escénicas deben estar apuntalados en decisiones políticas, presupuestos, estructuras acordes y formación de personal para su implementación administrativa, técnica y artística. Y, según un pensamiento perdido, un tamiz ético, es decir, una concepción de todo lo que se haga que tenga una inspiración superadora de lo obvio, lo mediocre y que tienda a una excelencia que no debería ser económica o populista, sino cultural, democrática y popular en el sentido más noble del término. Valga esta definición ortopédica de lo que debería ser la inspiración de los recursos propios para que la Cultura en general, pero aquí nos referimos de manera más centrada en las Artes Escénicas, las que se hacen en vivo y en directo, que sirva para apoyarse desde cualquier opción política con ánimo de ponerse al servicio de la ciudadanía, no para consolidar lo rutinario, sino para indagar en las posibilidades reales de dar pasos hacia una valoración social de la cultura más allá del entretenimiento con rango comercial. Apuntalados los objetivos, toca mirar de frente al futuro, las nuevas tecnologías, los modelos ya probados y los que se deberán reinventar. Y se necesita escuchar todas las voces, hasta las más roncas.