Raimundo FITERO
DE REOJO

Dudas razonables a granel

En general, la situación política oficial se puede catalogar en varios géneros audiovisuales, pues podría parecer que entramos o que atravesamos algún capítulo de una serie de suspense chocarrero, o quizás todo derive a un relato de un realismo caótico que puede entenderse como sucio, analgésico o puramente reduccionista. Si la población más consciente de su valor de uso y/o de cambio no atiende a estos impulsos sobreactuados, el siguiente paso va a llevarnos a un show de autoficción política que, probablemente, sea el género que mejor dominan los guionistas de los partidos políticos en estado de excitación mediática.

Si se cae en las garras de los publicistas de la sesión parlamentaria de hoy, hay que preocuparse mucho del fuelle. O, al menos, bastante. Parece que todo puede negociarse al filo del último cubata, la última ocurrencia, el miedo repartido por las partes más beligerantes. Cada fracción de segundo en manos de una facción partidista con intereses y necesidades de notoriedad se va a convertir en módulo de desconfianza eterna. Los que quieren ir a otros pasajes de la historia contemporánea están sin muchas contradicciones, dispuestos a votar a favor de los decretos. La oposición sueña. Los que dudan, siguen dudando razonablemente.

Por lo tanto, contar o pesar bolitas de pélet, hacer paquetes de mentiras certificadas en esas guerras de franquicia televisiva o medir sin cronómetro el tiempo de descuento en la derrota democrática de Ecuador pueden ser ejercicios relajantes. El nuevo primer ministro francés es un prototipo de portada de revista de moda parisina.