Maite UBIRIA BEAUMONT
REMODELACIÓN EN EL EJECUTIVO FRANCÉS

Las prioridades de la ciudadanía, sin cartera en el Gobierno de Attal

El semirrenovado Gobierno francés celebró su primera reunión en el Elíseo bajo la batuta del presidente, Emmanuel Macron, que se ha asegurado de que su nuevo primer ministro, Gabriel Attal, conserve en su puesto a los ministros de mayor peso. Las mujeres pierden terreno e influencia, y genera inquietud que Vivienda, Sanidad, Educación o Función Pública no merezcan un ministerio propio.

(Michel EULER | AFP)

El Gobierno de Gabriel Attal celebró ayer su primera reunión, y lo hizo bajo la batuta del presidente francés, quien da cita para la semana que viene a los medios de comunicación con el fin de explicar, más a fondo, la senda por la que transitará el macronismo en un año con dos desafíos mayores: las elecciones europeas y los Juegos Olímpicos de París.

«A trabajar». Esa fue la consigna lanzada por Emmanuel Macron a los miembros del Gabinete, de quienes dice esperar que sean «más revolucionarios que gestores».

Tras la breve arenga, un posado para las cámaras, y luego un calculado silencio.

Escudándose en que el Gobierno no está completo, el jefe del Elíseo, y su hombre en Matignon, se ahorraron la habitual rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

Una tarea que asumirá a futuro Prisca Thenevot, exministra de Juventud a la que Attal rebaja a ministra delegada y da una etérea misión: «La renovación democrática».

Fue a última hora del jueves cuando se avanzaron las identidades de once ministros así como los de tres de los ministros delegados, dependientes del jefe de Gabinete.

En el primer bloque, siete hombres y cuatro mujeres. Un déficit de paridad más lacerante si se tiene en cuenta el reparto de carteras.

Gabriel Attal, al que el mandatario francés solicita que, a sus 34 años de edad, insufle energía y dinamismo a la labor gubernamental, ha optado por mantener a los pesos pesados del equipo saliente.

TAREAS DE ESTADO, PARA ELLOS.

El nuevo patrón de Matignon seguirá confiando para Interior en Gérald Darmanin, inspirador de la legislación antimigración avalada por derecha republicana y ultraderecha. En sus manos pone el programa securitario con el que el viejoven Attal aspira a plantar cara a la estrella ascendente de Rassemblement National (RN), Jordan Bardella (28 años).

Tras salir más o menos vivo de su paso por los tribunales, el veterano Éric Dupond-Moretti seguirá siendo ministro de Justicia. Y en el área económica, Bruno Le Maire se afianza, para confirmarse como uno de los titulares de Economía más longevos. Con raíces familiares en Senpere, Le Maire alarga su sombra para asumir desafíos claves como los relativos a la Soberanía Industrial y Digital.

Además de esos tres mosqueteros, cabe citar que Sébastien Lecornu seguirá al frente del Ministerio de Defensa. Sin olvidar otra cartera de peso evidente, en la que ejercerá una cara nueva, aunque no desconocida, ya que Attal ha elegido para Asuntos Exteriores a Stéphane Séjourné, suministrador de ideas del macronismo.

Otro signo, aunque no el único, de la alta dosis de endogamia y de la fidelidad a las élites parisinas que confirma esta remodelación.

LOS «AFFAIRES» NO CUENTAN.

El nuevo Ejecutivo se orienta netamente a la derecha, y dentro de ese espectro, a su versión más recalcitrante, ya que suma más incorporaciones procedentes de aquella UMP de Nicolas Sarkozy, cuando no de siglas que precedieron a la ideada por un expresidente condenado por los tribunales.

Para el «renovador» Macron ni el informe de penales es un obstáculo a la hora de reinventar su política con figuras que tuvieron su momento de gloria hace décadas.

En este sentido, el fichaje más estruendoso es el de Rachida Dati, ministra con Sarkozy, imputada, a su vez, en causas por corrupción, y a la que Attal ha confiado el Ministerio de Cultura.

El primer ministro debió defender la presunción de inocencia de Dati en la primera entrevista que concedió, el jueves por la noche, a la cadena de televisión TF1.

Todo un símbolo en el arranque de un nuevo mandato en Matignon que no es casual, al estar cercana en el tiempo la defensa de la «presunción de inocencia» de Gérard Depardieu frente a la «caza al hombre» con la que Macron equiparó las denuncias por violencia sexual que acorralan al enorme actor.

La doctrina de la «regeneración» enarbolada en sus inicios por Emmanuel Macron ha quedado definitivamente enterrada y ha dado paso a una nueva consigna, la de no perturbar el sueño de los exponentes de viejo mundo.

ARQUITECTURA DEL GABINETE. &ENQ;

Con todo, más allá del baile de ministros salientes y entrantes, llama poderosamente la atención la arquitectura gubernamental, por lo que muestra, pero particularmente por lo que esconde.

En la protocolaria primera reunión del Consejo de Ministros se sentó a la izquierda del presidente galo Catherine Vautrin, exministra con Jacques Chirac, que no ocultó su rechazo a la ley que permite la unión entre personas del mismo sexo y que también es conocida por oponerse a la eutanasia. Ha sido situada a la cabeza del nuevo Ministerio de Salud y Trabajo.

Primera luz de alarma. Cuando la situación de la red sanitaria es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, Sanidad deja de contar con una cartera propia.

De querer trazar un vínculo entre salud y trabajo, podría recordarse que al menos 354 personas fallecieron en 2023 en el Hexágono mientras trabajaban, según un censo que llevan a cabo organismos civiles, ya que el Gobierno francés no tiene a bien aportar cifras sobre siniestralidad laboral.

«La escuela es la mejor arma para cambiar la sociedad», recordaba Attal al dejar ese Ministerio para asumir las riendas de Matignon.

Sin embargo, ha decidido que Educación deje de contar con una cartera propia.

Los sindicatos de enseñanza han recibido con incredulidad la opción de Attal de que Amélie Oudéa-Castera se encargue de los JJOO, Deportes, Juventud y Educación.

Y los representantes de los 5,6 millones de empleados que prestan sus servicios en las instituciones francesas no terminan de entender tampoco que desaparezca el Ministerio de la Función Pública.

Con todo, el gran apagón afecta sobre todo a la vivienda. Si una cuestión ha marcado el debate en 2023, tanto a escala territorial como en el Legislativo estatal, ese ha sido el de la crisis habitacional que sufre el Estado francés.

Así lo atesoran las medidas adoptadas por la Mancomunidad Vasca. Sin embargo, Attal no ha incluido la cartera de Vivienda, que ocupó Patrice Vegriete, en su remodelación.

Vegriete viajó el verano pasado a Bunuze (Nafarroa Beherea) donde habló con Jean-René Etchegaray. A partir del trabajo con entidades civiles y electos, el lehendakari de Iparralde logró más tarde un compromiso para aplicar un un plan piloto sobre alquileres. Habrá que esperar a los nombramientos en la segunda escala del Gabinete para saber si la palabra se cumple, y si un Estado con 3,6 millones de personas sin un hogar decente y 12 millones afectadas por la crisis de vivienda otorga un lugar y un interlocutor visibles a ese problema mayor en su arquitectura gubernamental.