EDITORIALA

Los precios siguen comiéndose los salarios

El grupo Adecco hizo público ayer un informe en el que analiza la evolución de salarios y precios durante los últimos dos años. El trabajo constata que el salario medio ha crecido tanto en la CAV como en Nafarroa hasta alcanzar los 2.197 euros y los 2.093 euros mensuales, respectivamente, lo que significa que los sueldos han crecido cada año de media un 4,6% en la CAV y un 6,2% en Nafarroa. Sin embargo, en el mismo periodo el coste de la vida no ha dejado de aumentar, por lo que en realidad el poder de compra de los salarios no se ha incrementado, sino que se ha reducido de manera significativa. El informe cifra la pérdida de poder de compra de un salario medio en unos 462 euros anuales en Nafarroa y nada menos que 1.265 euros en la CAV.

La inflación está haciendo que la vida de la gente corriente sea cada vez más difícil. Los precios siguen creciendo más rápidamente que los salarios, provocando un empobrecimiento general mientras las grandes corporaciones siguen batiendo récord de beneficios. El BBVA anunció ayer que el año pasado ganó 8.019 millones, lo que significa que sus beneficios crecieron un 26,1% con respecto al año anterior; esto es, entre cuatro y cinco veces más que los salarios. La obscena acumulación de ganancias y la depauperación de la mayoría empuja a sindicatos y movimientos sociales a una mayor actividad reivindicativa, aunque no sea del gusto del lehendakari Iñigo Urkullu, que llegó a calificarla de populista y a insinuar que formaba parte de una estrategia para desgastar a su Gobierno. Declaraciones que muestran lo alejado que se encuentra de la realidad cotidiana de miles de trabajadoras y trabajadores que a duras penas llegan a fin de mes, pero también de una gestión económica sensata. Mayores salarios se traducen en una mayor demanda, lo que aumenta el margen para hacer negocios, para que crezca el empleo y el bienestar general.

Incluso desde un punto de vista egoísta, los aumentos salarias revierten en una mejora de la economía en general, algo que los altos beneficios empresariales no pueden acreditar. El crecimiento de salarios y un reparto más equitativo de la riqueza, además de más justo, es más inteligente.