Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
CRISIS DE LA VIVIENDA: 70 ANIVERSARIO DEL LLAMAMIENTO DEL ABBE PIERRE

Las expulsiones de inquilinos, una práctica al alza, según denuncia Alda

En el 70 aniversario de la alerta lanzada por el abbé Pierre tras la muerte de una mujer deshauciada en una calle de París,un informe de la fundación que lleva su nombre revela que 4,1 millones de personas carecen de un hogar digno y 12,1 millones viven bajo un techo precario. En ese aniversario, Alda denunció ayer en Baiona las expulsiones de inquilinos.

Movilización de Alda con inquilinos amenazados de expulsión, ayer en Baiona .
Movilización de Alda con inquilinos amenazados de expulsión, ayer en Baiona . (Guillaume FAUVEAU)

Hace 70 años el religioso católico Henri Gouès, más conocido como el abbé Pierre, lanzó una alarma a raiz de la muerte, en una avenida parisina, de una inquilina deshauciada.

Los termómetros marcaban temperaturas de -15 grados bajo cero aquel 1 de febrero de 1954, y el llamamiento del fundador de Emmaus, además de remover las conciencias, ejerció de revulsivo para la promoción de un sinfín de iniciativas hoy encuadradas en la economía social y solidaria.

En este aniversario, la fundación que lleva su nombre daba a conocer su informe número 29 sobre el problema de la vivienda en el Estado francés. Y la asociación vasca Alda, por su parte, ponía rostro local a esa crisis habitacional sin precedentes, con una concentración ante la Subprefectura de Baiona en la que recordó que la labor emprendida por el «amigo de los sin techo» no ha terminado.

Junto a su retrato, con máscaras blancas cubriendo sus rostros, inquilinos en peligro de quedarse sin un techo tras la decisión de los dueños de sus viviendas de activar un mecanismo que permite poner fin al alquiler arguyendo un interés de venta, denunciaron de la mano de Alda el abuso y demandaron controles más serios.

Alda hizo hincapié en la falta de viviendas en alquiler accesibles, por el aumento de los alquileres de corta duración, y subrayó el riesgo de verse expulsados que acecha a muchos inquilinos en razón de esa presión de las viviendas para uso turístico. La asociación quiere acordar con la Prefectura medidas para atajar esa práctica en alza.

«ESTALLIDO SOCIAL».

Las expulsiones, por lo demás legales, de los inquilinos, son una cara más de ese «estallido social» derivado de la crisis de la vivienda que «es una realidad», según la Fundación Abbé Pierre (Emmaus).

A la vista de las cifras aportadas por esa asociación, 4,1 millones de personas no disponen de una solución habitacional y hasta 12,1 millones viven bajo un techo precario en el Estado francés.

Dentro de ese primer capítulo de 4,1 millones personas que no disponen de vivienda digna, 1.098.000 no tienen domicilio propio, 330.000 viven en la calles y 643.000 se ven obligadas a pernoctar en domicilios de terceras personas.

En la segunda categoría, con 12,1 millones de personas en situación habitacional inestable, 3.558.000 sufren precariedad energética y 5.732.000 tienen dificultades económicas que les obligan a llevar una vida de subsistencia.

El informe de la Fundación Abbé Pierre asegura que «en los últimos 25 años, nunca antes había vivido en Francia un número de personas tan elevado en situación de pobreza».

En 2021 se contabilizaron 9,1 millones de personas que vivían bajo el umbral de la pobreza (1.158 euros/mes), «545.000 más que en 2020 y 1,5 millones más si miramos veinte años atrás», resume el organismo caritativo.

«NO TIENE PRECEDENTES».

Centrándose expresamente en la «bomba social de la vivienda», el informe constata una acumulación de factores, entre los que cita la paralización de la construcción de viviendas sociales; la imposibilidad para los compradores modestos de acceder al mercado inmobiliario; la bajada en la concesión de las hipotecas por los bancos; la imposibilidad para las personas que alquilan de encontrar bienes a precios asumibles a la vista de sus salarios, y la saturación de deman- das y el alargamiento de tiempos de espera para acceder a una vivienda social.

«Esta crisis no tiene precedentes en la medida en que abarca todas las modalidades de vivienda al mismo tiempo, con una increíble fuerza y velocidad», resume la fundación.

Las ayudas para pagar el alquiler o APL, que reciben mensualmente unos seis millones de personas en el Hexágono, no son capaces de responder a una crisis del alquiler que la fundación liga, en parte, al fenómeno de la proliferación de grandes tenedores de alquileres turísticos.

También señala, al respecto, el aumento de «pequeños propietarios» que invierten en la vivienda de alquiler «hasta que las cuentas no les dan para mantener esos bienes en condiciones dignas».