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WASHINGTON

Carolina del Sur inaugura un cambio histórico en las primarias demócratas

El ciclo de elecciones primarias para elegir el candidato a presidente de EEUU continúa en febrero. Mientras la cita principal del Partido Republicano será dentro de tres semanas en Carolina del Sur (estado natal de Nikki Haley, donde fue gobernadora), este estado sureño celebra hoy las primeras primarias oficiales del Partido Demócrata.

Joe Biden habla durante un mitin de campaña en Manassas, Virginia.
Joe Biden habla durante un mitin de campaña en Manassas, Virginia. (Saul LOEB | AFP)

Con el candidato ya en la Casa Blanca y sin apenas oposición dentro del partido para que se vuelva a presentar, podría pensarse que no tiene mucho sentido que Joe Biden dé mítines. Es decir, que sería mejor reservarse para la verdadera campaña presidencial en otoño contra el candidato republicano, en lugar de salir a la calle a pedir el voto en la primarias internas en febrero. Pero las primarias de Carolina del Sur tienen una importancia especial para Joe Biden.

Históricamente, los caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire han sido el pistoletazo de salida para que republicanos y demócratas eligiesen a su candidato a la Casa Blanca. Hace un año, sin embargo, el presidente Biden decidió que ya era hora de terminar con esta tradición, que otorgaba una sobrerrepresentación a dos estados que son sociológicamente distintos, pero que tienen una población de mayoría blanca en ambos casos. Cada cuatro años, los candidatos invierten tiempo y millones de dólares durante meses, con el objetivo de arrancar las primarias bien situados. Más de un favorito ha tenido que dejar la carrera presidencial tras fracasar en Iowa y New Hampshire, tras quedarse sin fondos para continuar su campaña en otros estados que le podrían ser más favorables.

El mandatario sabía bien por qué prefería cambiar la tradición y comenzar las primarias demócratas en el sur, donde el peso de la población negra esa mayor. En febrero de 2020, la candidatura de Biden estaba haciendo agua, tras sus modestos resultados en Iowa y New Hampshire. Bernie Sanders había ganado las anteriores primarias y Pete Buttigieg también había arrancado fuerte. Entonces llegó Carolina del Sur, y Biden consiguió el 48,4% de los votos y 39 delegados, más del doble que Sanders, que no llegó al 20%, una victoria que le catapultó al supermartes de marzo y a asegurarse la nominación en pocas semanas.

APOYO AFROAMERICANO

La clave de la victoria en Carolina del Sur estuvo en el apoyo afroamericano a Joe Biden. Así, el actual presidente logró el 64% de los votos entre la población negra, mientras que solo un 33% de los votantes blancos en las primarias demócratas optaron por el que fuera vicepresidente de Barack Obama. El propio Biden destacó la importancia de este estado sureño: «Si no fuera por Carolina del Sur, yo no estaría aquí, y eso es un hecho -les aseguró a sus seguidores-, vosotros sois la razón de que Donald Trump sea un perdedor. Gracias a vosotros volveremos a ganar y a vencerle».

La situación este año es evidentemente, distinta. El inquilino de la Casa Blanca apenas tiene competencia en las primarias demócratas (sí que hay un par de candidatos más, el congresista Dean Philips y la escritora Marianne Williamson, sin posibilidades reales de ser elegidos), pero la campaña de primarias en Carolina del Sur se muestra como un test del apoyo que el presidente tiene por parte de la población negra. Biden también conoce la importancia de conectar con el electorado negro y movilizar su voto, recordándole los logros de su gestión: «Aquí fue donde os prometí que designaría la primera juez negra a la Corte Suprema de los Estados Unidos» (Ketanji Brown, en 2022).

No todos los demócratas están de acuerdo con la propuesta del presidente. Los dirigentes del partido en New Hampshire, por ejemplo, se rebelaron ante el nuevo calendario de primarias y convocaron las suyas en enero. Se trataba de un sucedáneo de elección, en el que no había delegados en juego. El presidente rechazó presentarse, pero conforme se acercaron las fechas, ante la posibilidad de que la victoria, siquiera simbólica, de otro candidato (o la derrota simbólica de Biden, si se quiere), pudiera erosionar su candidatura, el partido se movilizó. Varios dirigentes pidieron que sus seguidores en New Hampshire no cogieran ninguna de las papeletas impresas con otros nombres, y que escribieran de su puño y letra el nombre de Biden, que, al final, ganó 2 de cada 3 votos.

Otros están de acuerdo en cambiar el calendario de primarias para reducir el peso del electorado blanco, pero consideran que se debería empezar en un lugar en el que los demócratas tengan posibilidades de ganar. La vecina Georgia, por ejemplo.