Raimundo FITERO
DE REOJO

El hilo perdido

Cuando hay tantas hebras sueltas, cuesta encontrar la buena, la que lleva al ovillo. Y cuando hay tanto caudal informativo amontonado todo se convierte en un conjunto de hilos perdidos. Porque ver tantos tractores, tantas pancartas, tantas banderas, tantas narraciones planas, tanto tertuliano quebrado, charlas y enfrentamientos entre uniformados de cuatro instituciones y supuestos agricultores que con enseñas de extrema derecha dicen que no hay ningún partido por detrás, carreteras y autovías bloqueadas y abiertas intermitentemente, concentración sobre una cadena de distribución y no de otra, las leyes perdidas, los fiscales encontrados en el pesebre y la militancia áulica, unas zorras empoderadas, otras zorras asustadas, unas traducciones estrambóticas, si se debe elegir un hilo conductor sólido, se convierte a ciertas horas de la tarde, en el único y más fuerte motivo e inspiración.

Eurovisión es un espacio sideral, un circuito cerrado de incongruencias. Ponerse a discutir por la canción escogida para representar a RTVE es un vicio. Podría ser una costumbre, pero los frikis no admiten dudas. Se trata de buscar siempre lo que no va a ganar de ninguna de las maneras. Cuesta mucho dinero organizar el evento. Y no está claro su eficacia como país. No tengo nada que opinar sobre la letra, ahora bien, su estética, sus formas, son anticuadas y huelen a transición. Lo mismo que los tractores en las carreteras huelen a confusión. Los problemas se desparraman entre el campo y la burocracia. Es el modelo de economía lo que convierte la agricultura y la ganadería en un asunto complejo, casi extemporáneo.