EDITORIALA

Un marco para avanzar en la transición energética

El Parlamento de Gasteiz aprobó la Ley de Transición Energética y Cambio Climático con los votos favorables de PNV, PSE y EH Bildu. Los tres partidos subrayaron que la norma aprobada mejora sustancialmente el proyecto inicial. Votaron en contra Elkarrekin Podemos-IU, que consideró el proyecto insuficiente, y el PP, que, por el contrario, la calificó de extremista. La nueva ley, entre otras cuestiones, establece un canon a las instalaciones de energía renovable que se dedicará a compensar a las zonas afectadas, establece que se destine al menos el 2,5% del presupuesto a la acción climática y obliga a desinvertir en activos públicos vinculados a los hidrocarburos. Esto último es, quizás, lo que mejor ejemplifica el cambio de rumbo que marca la nueva ley.

La norma señala un hito importante en la transición energética, ya que establece unos principios, un marco y unos objetivos intermedios que dibujan una estrategia para una parte del país que tiene una alta dependencia de los hidrocarburos y, en general, de la importación de energía. Como toda obra humana, y más si es fruto del compromiso, tendrá aspectos mejorables, cuya implementación dependerá ya de la voluntad política de los próximos gestores. Conviene también valorar positivamente que se haya podido cerrar un acuerdo de contenidos en un contexto en el que continuamente se están batiendo récord de temperatura -tanto en la atmósfera como en los océanos-, que urge a tomar medidas valientes y decididas. La norma recoge, asimismo, muchas de las aportaciones realizadas por expertos y agentes sociales durante su tramitación parlamentaria, lo que confiere al texto legislativo aprobado un amplio respaldo social.

La generación de energía renovable en la CAV es alrededor de cuatro veces menor que en Nafarroa, una diferencia que evidencia el retraso que Araba, Bizkaia y Gipuzkoa acumulan. Aunque nadie discute que llega tarde, ahora es el momento de desarrollar la ley, aprobar los reglamentos correspondientes y dotar de contenido al marco para avanzar en la transición energética. Muchas veces esta suele ser una tarea más difícil que acordar un texto normativo.