A pesar de que la orden de continuar la operación contra Gaza hacia Rafah ha levantado la alarma en todo el mundo, incluidos sus propios aliados, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dio un paso más y ordenó al Ejército que comience a preparar la evacuación de esta ciudad del sur de la Franja, último refugio para la mitad de la población del enclave, desplazada a la fuerza por la campaña de bombardeos israelíes que han arrasado el territorio.

1,3 millones de personas apiñadas en un pequeño espacio, con familias durmiendo a la intemperie bajo precarios plásticos, haciendo cola para conseguir algo de agua ya no tienen a dónde ir. Netanyahu no ha explicado el destino de la evacuación. El resto de la Franja es el lugar devastado del que han huido y donde siguen los bombardeos; solo queda la expulsión a Egipto -que solo el sionismo considera- o ahogarlos en el mar.

Netanyahu sostiene que quiere acabar con cuatro batallones de Hamas en Rafah para lograr su «victoria total», una victoria que no ha logrado en cuatro meses de devastación, con más de 35.000 muertos, casi la mitad niños. El balance de ayer contabilizaba 27.947 muertos, 67.459 heridos y 8.000 desaparecidos.

Como tampoco ha logrado recuperar a los israelíes capturados, a los que la ofensiva de Netanyahu acerca cada día a la muerte. Sus familias también se alarman por la continuidad de la operación en Rafah.

La Presidencia de la Autoridad Palestina estimó la orden del primer ministro como una amenaza real y un peligroso preludio del desplazamiento del pueblo palestino de la Franja de Gaza y atribuyó al Gobierno de EEUU una responsabilidad especial ante una política tan destructiva.

Pero la amenaza a Rafah ha provocado hasta la reacción de Washington, a la que Netanyahu también ha hecho oídos sordos. El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, declaró que la operación supondría un desastre y que el Ejército israelí tiene la obligación de asegurarse de proteger a los civiles, «en particular los que fueron arrojados al sur por las operaciones más al norte».

Hasta su presidente, Joe Biden, consideró «excesiva» la acción israelí, pese a su «apoyo inquebrantable» a Israel.

Igualmente, el responsable de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, estimó alarmante la operación contra Rafah, que «tendrá consecuencias catastróficas, agravando una situación humanitaria ya desastrosa y un balance civil insoportable». Unicef se sumó a las alertas, por «otro giro devastador» en el conflicto.

Mientras prepara el avance sobre Rafah, Israel sigue extendiendo las matanzas, con al menos otros 107 muertos y 142 heridos en 24 horas. Además, el Ejército sionista irrumpió ayer dentro del hospital Al-Amal de Jan Yunis, y detuvo a pacientes y miembros del personal sanitario. El centro, al igual que el hospital Nasser, lleva 19 días bajo asedio de las tropas israelíes, lo que ha dificultado la llegada de ambulancias con heridos al centro y su comunicación. Unas 8.000 personas desplazadas que se refugiaban en ese hospital fueron evacuadas hace tres días.

«Kalkulu akats» handi baten arriskua

«Kalkulu akats handi» baten arriskua areagotzen ari da egunez egun Ekialde Hurbilean, Gazak bizi duen infernuaren ondorioz, Comfort Ero Crisis Groupeko presidenteak esan duenez. Gatazken prebentzioan aditua den honek uste du proposatu den 40 eguneko su-etenaren gainean konponbideak eraiki daitezkeela, «azpiegitura berrezartzea eta urez eta elikagaiz hornitzea ahalbidetuko duen behin-behineko gobernantza moduko bat lortzea, eta, ondoren, epe luzeagoko beharrak asetzea». «Palestinarren aldetik, horrek zerikusia du Estatu bat izateko duten nahiarekin. Israelentzat, bere segurtasunarekin eta bermeekin», gaineratzen du. Horregatik, Crisis Group taldeak berresten du «hori lortzeko modu bakarra berehalako su-eten bat» dela.

Bere iritziz, Israel, Iran eta Estatu Batuek ez dute gerra eskualdean zabaltzea nahi, baina «egunetik egunera kalkulu-akats handi batera hurbiltzen ari garela ikusten dugu. Hondamendi bat saihestea oso garrantzitsua bihurtu da». Gatazkak diplomaziaren bidez konpontzeko «itxaropen izpia» mantentzen du, «bakea mantentzeko sistema» krisian egon arren. GARA