Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
BOB MARLEY, ONE LOVE

Un biopic típico para un artista atípico

Con “One Love”, Hollywood vuelve a demostrar que incluso las vidas más radicales pueden ser reducidas a una biografía convencional. Esta película, realizada con la total cooperación de la familia del ícono del reggae, busca exaltar al artista pero sin la profundidad que requería semejante reto y, aunque evita algunos de los clichés del género, tropieza con otros.

Marley, interpretado por Kingsley Ben-Adir, se nos presenta como una figura central en el arte, la cultura y el pensamiento político de Jamaica, pero la película corre el riesgo de convertirlo en simplemente otro genio torturado. La película comienza con el intento de asesinato de Marley en 1976, cuando su éxito lo había llevado inevitablemente a las luchas políticas de Jamaica, dejadas por sus recientes mandatarios británicos.

Después de grabar el álbum “Exodus” en Londres, regresa a Kingston para realizar el Concierto de Paz “One Love” en 1978, un momento que podría haber sido un clímax perfecto, pero la película termina antes de que suene una sola nota.

Green no evita la ideología Rastafari de Marley, que promueve la unidad afrocentrista y la divinidad dentro de cada uno de nosotros. La película se siente más auténtica cuando simplemente observa cómo estas creencias se manifiestan, la misma claridad que daba poder a la música de Marley. Las sesiones de improvisación son las mejores partes, donde vemos a Marley y “The Wailers” construir la canción principal de “Exodus” en su sala de estar. Es en situaciones como esta, hasta cierto punto íntimas, donde la cámara se desenvuelve bien, mucho mejor que cuando pretende captar la energía en los escenarios. Ben-Adir tiene su propio magnetismo y puede interpretar a Marley como un profeta accidental. Sin embargo, su actuación a veces parece demasiado controlada.