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Los ataques que agravan el hambre en Gaza minimizan los avances en París

Los ataques israelíes y la desesperación de los palestinos por el hambre están haciendo imposible que la ayuda humanitaria llegue a Gaza, donde ya mueren niños por malnutrición y los gazatíes se comen hasta sus animales domésticos. Un desastre que minimiza la relevancia de supuestos avances en las negociaciones de París.

Una niña palestina, con un plato de sopa en Rafah.
Una niña palestina, con un plato de sopa en Rafah. (Said JATIB | AFP)

Medios israelíes aseguraron que las negociaciones entabladas el viernes en París para impulsar una tregua en la Franja de Gaza habían logrado «avances significativos», y apuntaban a una discusión en el gabinete de guerra de Israel.

Según el diario “Haaretz”, quedaría por discutir el número y la identidad de los palestinos que debían ser liberados en un nuevo intercambio de prisioneros, y las cesiones de ambas partes auguraban un acuerdo antes del ramadán, que comienza el próximo 10 de marzo.

En las negociaciones de París que siguen al encuentro de El Cairo participan representantes de Egipto, Qatar, EEUU e Israel.

Ya el jueves, fuentes palestinas detallaron que «Hamas ha renunciado a su exigencia de un alto el fuego permanente y una retirada israelí completa de Gaza, a cambio de garantías para que sus líderes no sean asesinados» y para que una tregua de seis semanas diera inicio a las conversaciones para un alto al fuego permanente.

Pero Israel condiciona un eventual acuerdo con la amenaza de empezar la invasión de Rafah coincidiendo con el inicio del ramadán.

De hecho, ayer un sangriento bombardeo sobre una carretera muy transitada en esta ciudad alcanzó un edificio de dos pisos y dejó un reguero de destrucción, heridos y cadáveres. Algunos no pudieron ser identificados porque fueron incinerados hasta quedar irreconocibles.

Estos bombardeos están agravando el hambre de la población como otra arma de guerra más. Hasta la Administración estadounidense ha pedido a Israel que deje de atacar a miembros de la policía civil y personal que escolta camiones de ayuda, según el medio Axios. Sin esta protección, los camiones que han entrado recientemente en Gaza son asaltados por palestinos desesperados por recibir ayuda.

La agencia de la ONU a cargo de los refugiados palestinos, Unrwa, se ha visto obligada a suspender las entregas de ayuda al norte de Gaza por esta falta de seguridad y advirtió de que «no culpa a la gente ni describe estas cosas como actos criminales».

Las autoridades israelíes no han concedido permiso a la Unrwa para entregar ayuda durante más de un mes y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU también suspendió las entregas de ayuda al norte de Gaza por el «caos total y la violencia debido al colapso del orden civil». A la vez, advertía que «la gente ya está muriendo por causas relacionadas con el hambre».

En el campo de refugiados de Jabalia, Abu Gibril está tan desesperado por conseguir comida para alimentar a su familia que sacrificó su última posesión: sus dos caballos de tiro que mató y cocinó, sin atreverse a contar a sus vecinos lo que les daba de comer.

Israel destruyó en octubre su casa y sus campos en Beit Hanun y con su familia recorrió varios kilómetros hasta Yabalia. Hasta ahora se han salvado de las bombas pero «es el hambre lo que nos está matando».

Los residentes han comenzado a comer restos de maíz podrido, forraje para animales no apto para consumo humano e incluso hojas.

2,2 millones de personas están amenazadas de hambruna en la Franja. Un niño de dos meses, Mahmoud Fatouh, murió ayer de desnutrición en el hospital de al-Shifa en la ciudad de Gaza.

En Yabalia, mujeres y niños se empujan con hambre e impaciencia con sus cuencos vacíos delante de las distribuciones de alimentos. A esto a veces se suma la vergüenza y la humillación de tener que mendigar.