Raimundo FITERO
DE REOJO

Grotesco sin lactosa

Entre marisquerías, citas secretas, coches de alta gama y subterfugios fiscales, la aparición del Tribunal Supremo acusando de terrorismo a Carles Puigdemont se inscribe en la parte lisérgica de nuestras vidas colgadas de la brocha gorda de una jauría de togas, puñetas, políticos de leva, periodistas de extracción extensiva y poderes fácticos que viven a la sombra de un cigarral. Es un ejercicio de distracción para instaurar la confusión, dentro del grotesco sin lactosa. Objetivo: la dictablanda, un estado de excepción absoluto.

En mi pequeña lucha para que prevalezcan los intereses más próximos a mi visión del mundo, arrastro anotaciones en mis cuadernillos que me parecen sustanciales pero que la intoxicación globalista me los va colocando abajo en la lista. Que Biden y Trump coincidan en la frontera sur de EEUU para intentar coordinar sus acciones contra la migración que llega en aluviones, es un pésimo presagio. Llevo meses intentando encontrar un denominador común a la desestabilización organizada que están sufriendo los países de aquello que no hace tanto se consideraba el patio trasero de USA.

Menciono de manera aleatoria mis apuntes por situaciones anómalas tras elecciones o por violencia estructural en los siguientes países: Guatemala, Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Perú, Colombia, Venezuela. Me dejo alguno de manera voluntaria, pero si se fijan bien, las noticias que nos llegan son todas muy inquietantes, existen movimientos telúricos que huelen a intervención coordinada de ejércitos multifunciones en la sombra.