Joseba ITURRIA
DONOSTIA
VUELTA DE LOS OCTAVOS DE FINAL DE LA CHAMPIONS LEAGUE

Mbappé apaga la esperanza de una remontada enseguida con su calidad

El mejor jugador del mundo sentenció la eliminatoria con un gran gol en el minuto 15, generó opciones suficientes para llegar con un marcador más amplio al descanso y completó su festival con otro en el segundo tiempo. La Real buscó su tanto hasta el final con el apoyo de su público y lo logró Merino.

Kylian Mbappé celebra el primer gol que dejó sentenciada la eliminatoria tras una gran jugada individual.
Kylian Mbappé celebra el primer gol que dejó sentenciada la eliminatoria tras una gran jugada individual. (Jon URBE | FOKU)

La Real vio difuminada toda la ilusión con la que esperaba su afición la semana más importante de la historia de Anoeta al quedarse sin final de Copa y ser eliminada de los octavos de la Champions League ante el PSG de Mbappé, que tras el 2-0 de la ida fue capaz de marcar pronto para apagar la llama de la esperanza local y de completar su exhibición con otro golazo tras el descanso.

Para poder competir contra un equipazo como el PSG, la Real necesitaba llegar en su mejor momento a la eliminatoria y que los de Luis Enrique estuvieran por debajo de su nivel. Y ha sucedido lo contrario.

El equipo blanquiazul llegaba tocado tras el golpe sufrido ante el Mallorca y en su peor momento de juego y de resultados, sin ganar en Anoeta desde el 26 de noviembre. Nada tiene que ver con el que superó a Inter, Benfica y Salzburgo en la fase de grupos con un nivel de juego excepcional.

La Real está mal y el PSG vive su mejor momento de la temporada con una superioridad tal en su Liga que se permite reservar a los titulares para la Champions. La clave estaba en no encajar un gol para poder adelantarse en el marcador y creer en la remontada y también sucedió lo contrario.

ONCES PREVISTOS

Imanol presentó su mejor once tras dar descanso a la mayoría de los titulares el sábado en Sevilla, pero no fue suficiente. Luis Enrique repitió el once de la ida con los únicos cambios de la ausencia de los centrales Marquinhos y Danilo Pereira, que arrastraban problemas físicos, con lo que Beraldo pasó a jugar en el centro con Lucas Hernández y Nuno Mendes volvió al lateral izquierdo.

La novedad táctica llegó al apostar el técnico asturiano con un 4-4-2 con Dembelé como media punta por el centro en ataque y a la izquierda en defensa. En la pareja de delanteros Barcola jugaba por la derecha y Mbappé hizo lo que quiso en la izquierda para sentenciar la eliminatoria en el minuto 15 con un golazo tras superar a Zubeldia con dos amagos y enviar el balón pegado al poste sin mucho ángulo.

Antes el mejor jugador de la actualidad ya había superado a Traoré en otra jugada individual y Remiro evitó el gol de Barcola y después puso a prueba al navarro con otro gran disparo que desvió a saque de esquina con el pie.

El PSG salía con facilidad de la presión de la Real, que no podía con el trabajo defensivo de los de Luis Enrique, que ha conseguido que su equipo trabaje sin balón como no la hacía cuando tenía a Neymar y Messi. Porque hasta Mbappé trabaja como el que más. En todo el primer tiempo la Real solo inquietó con un centro de Becker que Nuno Mendes envió a saque de esquina y con un disparo de Kubo fuera.

OTRO GOLAZO

El PSG no dejó a la Real ni soñar con poder lograr evitar la derrota porque Lee encontró a Mbappé un pase al espacio en el que tuvo la calidad de engañar a Remiro al amagar con un disparo al palo largo y meter el balón por el corto. No solamente es rápido de piernas, también con la cabeza, que es lo que marca la diferencia en el fútbol. No le afecta nada saberse protagonista todos los días. Sale al campo y juega como solo él puede hacerlo ahora.

A pesar del 0-2 la afición no dejó de apoyar a su equipo, es cuando más lo necesita. Anoeta vivió la mejor entrada de su historia con 39.336 espectadores, el récord estaba en un derbi con el Athletic con 38.342, y la Real lo dio todo hasta el final con el aliento de su gente.

Oyarzabal marcó un gol en fuera de juego, Turrientes puso a prueba a Donnarumma y Merino permitió a su afición celebrar uno legal y acabar con los sones de la tamborrada. Pese a los ocho partidos sin ganar en casa, la afición supo agradecer vivir en una semana una semifinal de Copa y unos octavos de Champions ante el mejor jugador del mundo.