Jasper Philipsen (Alpecin) ganó ayer la Milán San Remo, el primero de los Monumentos de la temporada, gracias al trabajo de su líder, Mathieu van der Poel, que asumió el rol de gregario en los últimos kilómetros. Se limitó a seguir a Tadej Pogacar y a responder a todos los ataques sin buscar su segundo triunfo consecutivo en la prueba.

El flamenco logró la victoria más importante de su carrera tras demostrar con sus seis etapas en las dos últimas ediciones del Tour que es el mejor velocista del momento y el que mejor sube de todos ellos. Por eso el campeón del mundo se sacrificó por Philipsen, que respondió al imponerse al sprint en un grupo de doce corredores a Michael Matthews y Tadej Pogacar, que ha sido quinto, cuarto y tercero en las tres últimas ediciones de la prueba sin poder decolgar a sus rivales en las subidas finales.

IMPOTENCIA DEL UAE

En el inicio del Capo Mele a 52 de meta, su equipo, el UAE, comenzó a trabajar en el pelotón, pero no estuvo a la altura de su líder. No pudo entrar en cabeza en la Cipressa (5,6 km al 4,1%) a 27 de meta, donde Covi, Del Toro y Wellens tampoco pusieron en problemas a Van der Poel, que coronó por delante de Pogacar.

El UAE se quedó solo con Wellens para la subida final al Poggio (3,6 kms. al 3,7%) para preparar los ataques de Pogacar a falta de un kilómetro y 300 metros para coronar. Van der Poel, sorprendido en un primer momento, reaccionó a la segunda aceleración con una gran potencia y luego controló los ataques de Mohoric, Sobrero y Pidcock.