Raimundo FITERO
DE REOJO

La desigualdad

Un crucero con 1.500 pasajeros más tripulación y empleados se encuentra bloqueado en el puerto de Barcelona porque llevan a bordo a 69 ciudadanos bolivianos que tienen problemas con sus visados para entrar en territorio Schengen. Es una noticia lineal, rutinaria, pero nos demuestra que esos paquebotes mayúsculos, en ocasiones con un número mayor de habitantes coyunturales superior a la inmensa mayoría de las poblaciones que atravesamos para ir a nuestro lugar de destino en lo laboral, forman mundos desiguales. Y si este asunto ha llegado a los titulares de los noticieros es porque se intenta señalar una manera de entrar en Europa sin los papeles en regla.

Es la desigualdad el actual motor de la inmensa mayoría de las protestas, aunque no se verbalice de esta forma y que aniden estas motivaciones encubiertas en asuntos más superficiales. Tenemos un caso flagrante, incluso ofensivo, y es que el asesinato de siete colaboradores de la oenegé del chef José Andrés puede cambiar el orden caótico de apoyos a Israel en esta vergonzosa masacre del pueblo palestino. Los cerca de 40.000 palestinos civiles, con una cantidad insufrible de ancianos y niños asesinados, no ha despertado apenas actitud crítica, pero cuando se trata de ciudadanos occidentales, de una organización bendecida por reyes y presidentes de gobierno, todo cambia.

Al margen de esta desigualdad clasista y hasta xenófoba, lo cierto es que las organizaciones de ayuda para paliar el dolor de los más desfavorecidos han desparecido de Gaza. Ese era el objetivo. Y lo han conseguido.