No se sabe bien cuándo ni dónde se fijó una idea política en el imaginario colectivo según la cual la derecha gestionaba de tal modo las finanzas públicas que al final de su mandato las arcas estaban repletas para que, gracias a la alternancia en el poder, la izquierda, en su afán de consolidar el Estado del Bienestar, las vaciara invirtiendo el erario en provechosos servicios públicos.

Una vez más, la derecha francesa se ha encargado de difuminar esta imagen presentando un cuadro deficitario que enrojece aún más los números de la hacienda gala y que ha encendido la alarma del presidente Macron, que, según la prensa amiga, le habría espetado a su responsable de Economía un, «a ver Bruno, que llevas siete años en el puesto». A lo cual Le Maire ha respondido con la publicación de un libro, “La vía Francesa”, una carta de presentación a la candidatura presidencial de 2027. Mientras, su gestión y la de Macron, provocarán unos recortes de más de diez mil millones de euros en los presupuestos que afectarán entre otras a la de Educación, lo que conllevará al deterioro de la enseñanza que proyectará a término un ciudadano crédulo y maleable, mermado en sus capacidad crítica. Y ese otro déficit será tan difícilmente cuantificable como escasamente recuperable.