«Con la corrupta Boluarte estamos en un Gobierno fujimorista sin Fujimori»
Oriundo de Ayacucho, Alex Flores es diputado independiente del Congreso de Perú y antiguo miembro de Perú Libre, partido que incluyó en sus filas al expresidente Pedro Castillo. Asegura que Dina Boluarte, investigada por un caso de corrupción, tiene el apoyo de la derecha, «pero cuando no la necesiten, la van a abandonar y acabará en la cárcel».
El inestable Perú puede estar viviendo la legislatura más caótica en décadas. La corrupción corroe el país, sus instituciones y a quienes ostentan los principales cargos públicos. Por ello, sus presidentes son encarcelados, escapan para no ser juzgados o incluso, como hizo Alan García, se suicidan. Ahora es Dina Boluarte, la primera presidenta de Perú, la que está siendo investigada por enriquecimiento ilícito. El motivo son los 15 relojes de lujo y una pulsera Cartier que ha lucido en diferentes eventos públicos desde que fue investida jefa del Estado y que no podría permitirse con su salario. Ella lo niega y asegura que los relojes fueron un préstamo de su amigo el gobernador de Ayacucho; sin embargo, las imágenes están ahí, son irrefutables, lo que ha obligado a la Fiscalía a actuar en el conocido como «caso Rolex».
Los congresistas de izquierda impulsaron la semana pasada dos mociones de censura para considerar a Boluarte moralmente incapaz para ocupar el cargo. No fructificaron. «Lo hicimos porque existe un clamor popular: alguien que ostenta los relojes más lujosos del mundo, y que no explica cómo los ha adquirido, no merece encabezar el país. Lamentablemente, las vacancias no tuvieron los votos suficientes, ya que la derecha apoyó a Boluarte», explica Alex Flores, diputado independiente desde que abandonó la formación izquierdista Perú Libre.
En su despacho, donde tiene tres cuadros de amplias proporciones en honor al militar Juan Velasco Alvarado, al padre del socialismo peruano José Carlos Mariátegui y al revolucionario indígena Túpac Amaru II, Flores atiende a GARA para explicar esta nueva trama de corrupción y analizar el futuro de la izquierda peruana, debilitada desde que el Parlamento aprobó la moción de censura por incapacidad moral de Pedro Castillo, el maestro cajamarquino que ilusionó a la izquierda. Acusado de orquestar un autogolpe en diciembre de 2022, Castillo está encarcelado, abandonado por todos y cada uno de los aliados que tuvo durante la campaña electoral: la izquierda burguesa de Lima y Cusco, el partido Perú Libre y, sobre todo, Dina Boluarte, la persona en la que más confiaba y que terminó ocupando su cargo y aliándose con la derecha.
¿Qué opina del «caso Rolex» de Boluarte?
Es vergonzoso que en un país en el que hay un gran porcentaje de población que vive en la extrema pobreza tengamos una presidenta tan frívola e indolente que use relojes y joyas de las marcas más exclusivas del mundo. No se puede explicar que, en menos de dos años, la señora Dina Boluarte haya pasado a contar con relojes Rolex [uno de ellos modelo Datejust 36 valorado en 19.000 dólares] y joyas Cartier que superan los 50.000 dólares. El fiscal de la Nación ha manifestado que habría un desbalance patrimonial de aproximadamente medio millón de soles [aproximadamente 125.000 euros]. Es muy grave y tendría que esclarecerse, pero ella trata de entorpecer las investigaciones. Sin embargo, estamos ante un hecho evidente de corrupción. Boluarte debería renunciar, o en su defecto tendría que ser expulsada, pero, lamentablemente, sabemos que el Congreso está controlado por una mayoría de derecha y, a pesar de las evidencias, la van a proteger hasta 2026.
Ella asegura que los relojes son regalos del gobernador de Ayacucho.
Cuando reventó este escándalo salió a decir que eran objetos que había adquirido producto de su esfuerzo. Ella ha empezado mintiendo y su coartada es que son regalos y así no habría delito.
Otros presidentes abandonaron Perú para no ser encarcelados por corrupción. ¿Boluarte hará lo mismo una vez concluya su mandato?
Es rehén política de la derecha, del fujimorismo, de la bancada de Renovación Popular, Avanza País y todos los satélites de derecha que están en el Congreso. Lo sabe muy bien y tiene un acuerdo de supervivencia hasta 2026. Quiere ganar tiempo para arreglar su situación ante la Justicia. Primero, por las más de 50 muertes que se dieron en el marco de las protestas [iniciadas en diciembre de 2022] de las que ella y el señor Otárola [entonces ministro de Defensa] son responsables directos. Y luego, por el supuesto enriquecimiento ilícito. Ahora tiene el apoyo de la derecha, pero cuando no la necesiten, la van a abandonar y acabará en Barbadillo, en la cárcel, junto a los expresidentes que purgan condena.
Boluarte se convirtió en presidenta tras prosperar la moción de censura contra Pedro Castillo. Lo primero que hizo fue reprimir las protestas en apoyo Castillo. ¿Qué opina de su Gobierno?
Si alguien era cercana a Pedro Castillo antes del autogolpe esa era Dina Boluarte, la castillista más acérrima. Esta señora hizo que Pedro Castillo se apartara de Perú Libre y de las organizaciones sociales. Ella traicionó al partido: no implementó el programa y se sometió a la derecha, sobre todo a la bancada fujimorista, y empezó la represión contra el pueblo, sobre todo en las regiones del sur, donde Pedro Castillo tuvo la mayoría de votantes. Entonces Boluarte aplicó el fascismo: en Andahuaylas murieron cuatro personas; en Ayacucho, región de donde soy, los militares asesinaron a diez ayacuchanos; y luego vino lo de Puno, donde asesinaron a 19 personas. Los vídeos están ahí.
Boluarte no es más que una marioneta del fujimorismo. Es decir, estamos en un Gobierno fujimorista sin Fujimori. Están tomando todas las instituciones. Ya liberaron a Alberto Fujimori, condenado por genocidio, y tomaron el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y ahora quieren controlar la Junta Nacional de Justicia, institución que nombra a los jueces y fiscales y al presidente del Jurado Nacional de Elecciones. Entonces, lo que aquí estamos viendo es que Boluarte, en su afán por sobrevivir hasta 2026, ha concedido todo lo que le ha pedido la derecha y, lamentablemente, a ella se ha sumado también lo que queda de Perú Libre.
¿Por qué Perú Libre y su líder, el prófugo Vladimir Cerrón, apoyan a Boluarte?
Vladimir Cerrón tuvo una propuesta muy interesante cuando nosotros nos sumamos a Perú Libre, que nació como un partido provinciano marxista leninista y mariateguista. Pero en el Congreso cometió un error: creyó que sus enemigos principales eran los caviares, la izquierda socialdemócrata, mas no así la derecha neoliberal encabezada por el fujimorismo. Teóricamente, Perú Libre es oposición a Boluarte, pero en la práctica no lo es, y no se puede entender que alguien que se diga de izquierda tenga una alianza con el fujimorismo. Después de esta alianza renunciamos muchos, aquellos que somos coherentes con las ideas y los principios de izquierda. Esta situación conllevará la destrucción de Perú Libre: es el destino de quienes traicionan al pueblo.
¿Saldrán nuevas formaciones de izquierda?
El 70% de la población vive en la informalidad, es decir, no tiene trabajo seguro ni acceso a la sanidad ni a una buena educación porque estamos bajo un modelo neoliberal. Perú necesita cambios urgentes. Pero Castillo fue una esperanza, pero él la traicionó, cometió los errores que históricamente cometieron otros líderes. Aparecerá un nuevo partido, pero ahora no lo hay.
¿Y ese partido puede ser parte de la izquierda caviar que representan las élites urbanas socialdemócratas de Lima y Cusco?
La izquierda socialdemócrata, la izquierda caviar limeña, ha demostrado que no es una alternativa. Siempre se han acercado a los Gobiernos de turno, y como buenos socialdemócratas, han buscado el beneficio propio. Es más, sin irnos muy lejos, los que gobernaron con Castillo fueron ellos. Es decir, Castillo triunfó con Perú Libre, pero le dio la espalda y fue absorbido por los caviares, que pusieron a los ministros.
Pero ellos fueron los primeros en abandonar a Castillo.
Efectivamente, vieron que no había futuro para sus intereses y lo abandonaron, y ahora son los principales opositores. Esta izquierda capitalina, esta izquierda caviar, no entiende la realidad del Perú profundo; es decir, de la gente de provincias. No reivindican los planteamientos que necesitamos, empezando por una nueva Constitución, ni tienen arraigo entre la población. Entonces, no tienen qué ofrecer.
Pero con ellos se puede colaborar.
En política se tienen consensos y, cuando sea necesario, hay que llegar a acuerdos porque son grupos afines al pensamiento de la izquierda.
Boluarte está preparando todo para que en 2026 gane Keiko Fujimori, aunque en Perú se dice que en la segunda ronda siempre vence quien se enfrenta a Keiko. ¿Está preparada la izquierda para pasar a la segunda vuelta o necesitará años para reconstruirse?
En Perú triunfa cualquiera que pase con Keiko Fujimori a la segunda vuelta. Es la candidata de la oligarquía y, a pesar de que hacen una campaña mediática de demolición contra el otro candidato, siempre termina perdiendo. Por eso ahora el fujimorismo quiere controlar los órganos electorales. Ellos quieren ganar como sea, como hicieron en los años 90 en la dictadura de su padre, Alberto Fujimori, que ganó muchas elecciones fraudulentas porque controlaba el Jurado Nacional de Elecciones. Ahora quieren hacer lo mismo. Lamentablemente, el panorama es nefasto para Perú y para la izquierda. Siendo objetivos, la izquierda ha quedado golpeada tras el salto al vacío de Castillo, y pasarán décadas hasta que pueda reconstituirse.
Habla de décadas, no de años.
Perú es un país impredecible y la izquierda podría recomponerse inmediatamente o necesitar lustros.