Ane URKIRI ANSOLA
1995

La sociedad vasca lo tenía claro: los GAL son terrorismo estatal

Barrionuevo sale de los juzgados de Donostia en 1999, donde tuvo que declarar como imputado por la muerte de Lutxi Urigoitia.
Barrionuevo sale de los juzgados de Donostia en 1999, donde tuvo que declarar como imputado por la muerte de Lutxi Urigoitia. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Artefaktua es un ejercicio maravilloso que nos pone delante de los ojos algunas evidencias que, a pesar de la evolución que ha experimentado la sociedad en todos los aspectos, nos demuestran que algunas prácticas se perpetúan en el tiempo. Estamos hablando de la represión policial que este medio coincidió en subrayar el mismo día pero en tres décadas distintas.

Del «a sangre y fuego» del Aberri Eguna de 1979 al juicio contra los jóvenes de Altsasu de 2018 hay un mismo hilo conductor, el de la fijación del sistema español hacia la ciudadanía vasca. Una orden para cargar en una marcha pacífica del Aberri Eguna y una pelea de bar llevada a juicio por «terrorismo».

Y entre ambas, el 16 de abril de 1995, unas pocas semanas después de que se certificara que los cuerpos encontrados en Busot (Alicante) diez años atrás correspondían a Joxean Lasa y Joxi Zabala, “Egin” publicó un sondeo que concluyó que «dos de cada tres vascos creen que [el GAL] es terrorismo de Estado».

«La inmensa mayoría de los ciudadanos vascos tiene muy claro que la única fórmula de resolución de las investigaciones en curso es seguir las pesquisas hasta que salga a relucir toda la verdad sobre la estructura parapolicial que se ocultaba tras las siglas de los GAL», deduce “Egin” a partir de los datos del sondeo encargado a Invesco.

Son dos de cada tres ciudadanos vascos consultados por Invesco los que creen que losGAL son terrorismo de Estado y solo un 10% niega la vinculación de los aparatos estatales en las actividades de la banda parapolicial, tal y como se puede apreciar en los gráficos que pueden consultarse en NAIZ, en una información detallada que fue llevada a las primeras páginas del diario, a la sección “Gure Gaia”.

Destaca, además, la diferencia de criterio que surge entre los lectores y lectoras de según qué rotativo. «En relación a la lectura de prensa diaria se evidencia que los lectores de ‘Egunkaria’, ‘Egin’, ‘Deia’ y ‘El Mundo’ tienen pocas dudas sobre la relación del Estado español y el GAL, al tiempo que resulta significativo el menor porcentaje de los lectores de ‘Diario de Navarra’ y ‘El Correo español’ que se pronuncian en este mismo sentido».

Es por ello que toma más sentido el lema «Lectores con criterio» utilizado por el mismo “Egin” y que GARA trajo a su portada hace más de una década. Y, seguramente, sea una de las razones por las que estamos trabajando en Artefaktua, aunque probablemente ese eslogan no sería hoy el elegido por los avances registrados hacia un lenguaje inclusivo que supere la discriminación de las mujeres.

Veinticinco años después de aquel sondeo, en plena pandemia del coronavirus, unos papeles desclasificados de la CIA confirmaron que Felipe González, entonces presidente del Gobierno español, dio su aprobación para la creación de los GAL.

Dicha filtración dio pie a que EH Bildu y PNV, junto a otras cuatro fuerzas del Congreso, tramitaran una solicitud de comisión de investigación sobre los GAL que, a la postre, fue rechazada por los votos en contra de los partidos PSOE, PP y Vox.

Destacable resultó la excusa del entonces ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos -actualmente salpicado por el “caso Koldo”-, que no consideraba «procedente» que el Congreso crease una comisión de investigación sobre los vínculos que Felipe González tuvo con los GAL, ya que se trata de «un hecho que pasó hace años y tuvo también su resolución judicial y condenas».

En los papeles desclasificados de la CIA filtrados al periódico “La Razón” se recoge que no sería la primera vez que el Estado español combatía a ETA desde la ilegalidad. En una nota a pie de página de un informe se citan antecedentes como los de Anti Terrorismo ETA (ATE), la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A) y el Batallón Vasco Español (BVE).

«A SANGRE Y FUEGO»

Sin esconderse bajo las siglas parapoliciales, en el Aberri Eguna de Iruñea de 1979, el comandante jefe López Pinto dio la orden de «a sangre y fuego, que son una partida de hijos de puta, ¡a por ellos!».

“Egin”, en la portada de la edición del 21 de abril, cinco días después de los hechos, transcribe toda la conversación mantenida por el propio comandante con el control que llevaba a cargo las unidades móviles de la Policía española, que pudo haber puesto patas arriba las crónicas del 17 de abril sobre el Aberri Eguna. Seis crónicas para otras tantas movilizaciones distintas, prácticamente una por herrialde, en las que no se constató ningún movimiento extraño de la Policía en Iruñea, en una movilización que reunió a 30.000 personas. «Herri Batasuna dominó la manifestación», tituló “Egin”.

Pero según se pudo saber después, la tragedia no estuvo lejos de producirse. El comandante en cuestión remitió una carta a algunos medios en la que detallaba que unos hombres «que apedreaban el edificio de la Diputación de Navarra» golpearon a un varón de 60 años que «fue a afearles la conducta» y que, por tanto, los uniformados no tuvieron más remedio que «repartir empellones al grupo de valientes pegadores de ancianos y rescatando al pobre hombre de las garras de los energúmenos ante la total y completa pasividad de una partida de cobardes que lo vieron todo como la cosa más natural del mundo. ¡Qué decepción! ¿Estos son los famosos navarros?».

Una versión edulcorada, puesto que, según la citada revelación recogida en la portada de “Egin” del día 21 de las comunicaciones internas de la Policía, las órdenes de López Pinto fueron de actuar «a sangre y fuego». Por suerte, las consecuencias no fueron como las de Sanfermines del 78, cuando por la radio los agentes recibieron «no os importe matar» y cayó abatido por las balas Germán Rodríguez.