B. ZALDUA-I. BIZKARGUENAGA

Solo los feudos jeltzales resisten una ola turquesa cada vez más extendida

 

Como si de una mancha de aceite se tratase, el color turquesa de EH Bildu se va expandiendo cada vez con mayor fuerza por el mapa político vasco. Si hace cuatro años la izquierda soberanista ya amplió su presencia, las elecciones del pasado domingo arrojan un dibujo en el que, por municipios, ya son la primera fuerza.

La aplastante hegemonía en Gipuzkoa -vence en 81 de 88 municipios- irradia hacia Araba y Bizkaia, donde el PNV solo consigue resistir en sus grandes feudos, empezando por Bilbo. Con todo, la candidatura encabezada por Pello Otxandiano ha ganado terreno en todas las plazas de calado, no solo a costa del PNV, sino también de un PSE que solo mantiene la segunda posición en Ermua y Portugalete. En todo el resto de Bizkaia es superado por EH Bildu.

Al desaparecer de la ecuación la izquierda confederal, el mapa de los de Eneko Andueza puede llamar a engaño. Pese al crecimiento, pierden mucho terreno Bizkaia, pero también en Araba -en Gasteiz quedan a nada menos que 10.000 votos de la coalición soberanista- y en Gipuzkoa, donde pierden en Eibar y caen a la tercera posición en tradicionales feudos como Irun.

El PP, por último, recupera sensaciones sobre todo en Araba, gracias también a la práctica evaporación de Elkarrekin Podemos y Sumar. Recupera además el segundo lugar en una plaza fuerte como Getxo, donde creció nada menos que 3.000 votos, adelantando por poco a EH Bildu.



Sustoa igarota, Sabin Etxean badute zer hausnartu eta zer aldatu

Igande gauean PSEk EH Bilduri Gipuzkoako azken aulkia kendu zionean Sabin Etxean entzun ziren oihuak ez omen ziren nolanahikoak izan, kontatzen dutenez. Epe erdira aulki horrek kalte egin diezaioke EAJri, bazkideak Gobernuaren osaketan indar handiagoa izango baitu, baina azken orduko aldaketa horrek koalizio independentistak hauteskundeak irabaztea eragotzi zuen, eta hori zen alderdi jeltzaleak zuen beldurrik handiena: porrota. Ez zen hala gertatu eta Ortuzar, Pradales eta enparauek lasaitu ederra hartu zuten. Sustoa pasatuta, ordea, badute zer hausnartu. Izan ere, A21eko hauteskundeek aurrekoetan ikusitako bilakaera sakondu baino ez dute egin, eta hori ez da albiste ona jelkideentzat.

Boto kopuruari dagokionez -atzerrikoak zenbatzea falta da-, 370.554 lagunen babesa jaso du EAJk, duela lau urte baino 20.000 inguru gehiagorena. Arazoa da igande honetan 2020an baino 160.000 pertsona gehiagok eman dutela botoa, parte hartzea ia hamabi puntu hazi baita. Datu hori kontuan izanda, jeltzaleen igoera apala izan dela ondoriozta daiteke, beste alderdiekin alderatuta batez ere; zer esan 92.000 boto gehiago jaso dituen EH Bilduz. Pandemian izan ziren hauteskundeetako abstentzioak beraiei kalte handiagoa egin ziela esan zuten orduan jeltzaleek, baina argudio horri helduta zaila dute azaltzea orain zergatik ez diren besteak baino gehiago, edo gutxienez berdin, igo.

Parte hartzeari dagokionez, 2016ko bozketak erreferentzia fidagarriagoa dira, nahiko antzekoa izan baitzen, eta EAJk 398.168 boto jaso zituen urte hartan, ia 30.000 gehiago.

Gotorlekua duen Bizkaian EAJk hobeto eutsi die emaitzei, nahiz eta hiru puntu jaitsi eta aurrekoetan baino askoz estuago hartu duen EH Bilduk. Koalizioa aise gailendu da zenbait eskualdetan, eta Bilbo Handian oraindik dagoen koskak eman die garaipena jeltzaleei, nahiz eta hor ere ohi baino gertuago izan duen aurkaria.

Beste bi herrialdeetan, ordea, kezkatzeko moduko emaitzak jaso zituen Pradalesen alderdiak. Gipuzkoan, garaile izatetik 30.000 botoren aldearekin -bederatzi puntu- atzean geratzera igaro da, eta PPren babesarekin EH Bilduri Aldundia kendu izana ez omen dute ahaztu herritarrek. Boto gutxigatik Donostian irabaztea ez da kontsolamendua. Dena den, EAJrentzat Arabakoa izan daiteke albiste txarrena. Herrialde horretan oso lehia estua espero zen bi indar nagusien artean, baina EH Bilduk espero baino argiago irabazi zuen. Berdin gertatu zen Gasteizen, 2023an jazotakoa errepikatuz, eta beste hainbat udalerritan. Kanpaina honetan protagonismo handia izan duen Joseba Diez Antxustegi hautagai arabar jeltzaleak ez du emaitza onik atera. Agian Pradalesen beraren mesederako...

Agertoki txarrena ekidin du EAJk, baina bere jendea mobilizatzeko egin duen ahalegin izugarria kontuan hartuta, emaitza ez da pozik egoteko modukoa. Jeltzaleek zuzendaritza berria hautatuko dute urte bukaeran, eta honek aztertu beharko du zer egin, zer aldatu, joera trakets honi buelta emateko.



Un crecimiento sólido más allá de Gipuzkoa

Hay mapas que ayudan a entender procesos. El que acompaña estas líneas da la medida del cambio operado en pocos años en el mapa político de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. EH Bildu refuerza de forma apabullante su hegemonía electoral en Gipuzkoa, donde se impone en 81 de los 88 municipios, incluidas plazas como Eibar, Zarautz, Azkoitia o Zumarraga. Ha sido segunda en localidades como Irun, por vez primera por delante del PSE, y en Beasain, a solo 148 votos del PNV.

Ese dominio irradia tanto hacia el oeste como hacia el sur. No hay más que ver cómo el color turquesa de EH Bildu se expande en Araba y en Bizkaia. En la primera, EH Bildu se impone en 27 municipios, más de la mitad, con Gasteiz como joya de la corona. 2.500 votos al PNV y 10.000 a PSE y PP, se dice pronto. Amurrio y Agurain son otras plazas de peso que llevan el color de la izquierda soberanista, junto a Laudio, aunque en este caso con empate a 3.327 votos con el PNV. La localidad de Aiaraldea sigue destacando como una pequeña Ohio que reproduce, en gran medida, los resultados de la CAV. No deja de ser destacable la victoria de EH Bildu en Bastida, donde el PNV declinó asumir la alcaldía en contra del criterio de su militancia local. Ahora ha sido tercera fuerza.

Pero en términos numéricos, además de simbólicos, es en Bizkaia donde se está operando uno de los grandes cambios del mapa político vasco. Es el herrialde en el que más subió la participación y donde en mayor medida se movilizó la base del PNV para evitar la victoria de EH Bildu, pero pese a ello, los resultados de la izquierda soberanista siguen siendo espectaculares. Hay un dato importante, que es que se impone en 50 municipios vizcainos, incluidos Durango, Gernika y Elorrio, entre otros. Pero quizá sea más destacable señalar que tan solo cae a la tercera plaza en tres localidades. Se trata de Ermua, donde han quedado a solo 33 votos del PSE y a 277 del PNV; Getxo, donde ha sido superado por una fuerte movilización del PP, pero solo por 229 votos; y Portugalete, donde empieza a hablarle de tú a tú al PSE -ha quedado a poco más de 500 votos-.

Es decir, se ha aupado a la segunda plaza en plazas como Barakaldo, Basauri y Sestao -posición que ha mantenido en Santurtzi, Erandio y Galdakao-, y se ha quedado a menos de 100 votos de ganar en Zornotza. Bilbo, donde el PNV le saca casi 28.000 votos, se presenta como la plaza más complicada. Pese a ello, han crecido un 52%, y le han comido 4.000 votos a la diferencia con los jeltzales.

En el crecimiento de EH Bildu destacan la ausencia de escándalos mayúsculos por parte de sus adversarios -es decir, es un crecimiento autosostenido que no bebe especial o exclusivamente de un voto de castigo- y el modo uniforme en el que este crecimiento se da en prácticamente todo el territorio.



El espejismo del crecimiento del PSE

Que las elecciones del domingo fueron cosa de dos lo demuestran los mapas del PSE y del PP. Los de Eneko Andueza son tercera fuerza en la inmensa mayoría de municipios, no ganan en ninguno y se sitúan en la segunda posición solo en cuatro: Portugalete, Ermua, Lasarte y Eltziego, en todos con diferencias muy exiguas respecto al tercer partido -EH Bildu en las dos primeras y PNV en la tercera-. Es decir, el PSE pasa a tercera fuerza en habituales fortines como Irun o Barakaldo, donde se ve superada por los de Pello Otxandiano, y sigue en ese peldaño en tradicionales feudos como Zumarraga, Sestao o Santurtzi. El progresivo declive del partido en la Margen Izquierda, primero a favor del PNV y ahora de EH Bildu, es uno de los fenómenos políticos más significativos de los últimos años en la CAV.

El mapa del PSE puede llamar a engaño por la desaparición de Elkarrekin Podemos, que en 2020 relegó al cuarto puesto al PSE en varios municipios. Pese a ello, no deja de ser el reflejo de un partido que ya no disputa la victoria en ningún sitio, conformándose con que la aritmética le regale posiciones de fuerza como la de este domingo. Pese a subir algo menos de un punto porcentual -sumó 27.000 votos más, que no es mucho teniendo en cuenta el importante aumento de la participación registrada respecto a 2020-, los dos escaños extra logrados gracias a la división de la izquierda confederal le entregan la llave de la que depende la mayoría de la actual coalición de gobierno.



Recuperación parcial de sensaciones

Hay dos formas de mirar el cambio político que viene dándose en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Una es observar cómo la mancha de aceite de EH Bildu va expandiéndose por todo el territorio. Otra es recordar que el PP llegó a sacar 326.933 votos (un 23%) y 19 escaños en el Parlamento de Gasteiz. Fue en 2001, hace tres eras geológicas en términos políticos, pero hace solo dos décadas según los calendarios al uso. Ayer obtuvo 97.149 votos (9,23%) y siete escaños, uno más que en 2020.

Conviene recordarlo para contextualizar los resultados del domingo, que no fueron malos para la candidatura de Javier de Andrés. De hecho, creció más que el PSE, pese a obtener solo un escaño más que hace cuatro años.

Por territorios, es en Araba donde mejor se observa la recuperación del PP, gracias también en buena medida a la desintegración de la izquierda confederal. Así, recupera la tercera fuerza en numerosas localidades y consigue imponerse en Guardia y Zambrana. También en Bizkaia se encuentran estas señales, en especial en Getxo, donde tuvieron muy buen desempeño, recuperando la segunda plaza y creciendo más que ninguna otra fuerza. También escala una posición en localidades de peso intermedio como Berango o Mungia -además de en plazas menores como Fruiz, Loiu u Orozko-, en esta ocasión a costa del PSE. Gipuzkoa, por contra, sigue siendo territorio vedado para la derecha española, donde apenas consigue manchar el mapa.