Amnistía Internacional (AI) advirtió ayer de que el mundo está al borde del «colapso del derecho internacional humanitario», también conocido como «leyes de la guerra», por abusos reiterados de los derechos humanos y ataques frecuentes con efectos devastadores sobre la población civil en conflictos armados, en muchos de los cuales el racismo ocupa un lugar central, por parte de Estados y grupos armados, como en la actual ofensiva sionista sobre Gaza.

La ONG divulgó su informe “El estado de los derechos humanos en el mundo” de 2023, en el que enumera una serie de abusos en 155 países, como la represión a la disidencia, la prohibición de protestas, la adopción de medidas contra la libertad de expresión, asociación o reunión, el uso ilegítimo de la fuerza contra manifestantes o las detenciones arbitrarias, y lamenta que la humanidad se dirija hacia una era «carente de Estado de derecho» por las acciones de «Gobiernos poderosos».

El informe presenta «un panorama sombrío de alarmante represión de los derechos humanos y prolíficas violaciones de las normas internacionales, en medio de una desigualdad mundial cada vez más profunda, superpotencias que compiten por la supremacía y una crisis climática en aumento».

La secretaria general de la organización, Agnès Callamard, aprovechó para denunciar la «vulneración y el retorcimiento del derecho internacional», cuestiones que han repercutido en la población civil. «En muchos conflictos, las fuerzas gubernamentales han lanzado ataques de largo alcance contra zonas pobladas, lo que ha contribuido a provocar un gran número de víctimas civiles y a la destrucción generalizada de viviendas e infraestructuras», explicó.

El mundo asiste, dijo, a una «erosión del Estado de derecho por las masivas violaciones en nombre del terrorismo y la seguridad», basadas muchas en estereotipos racistas.

Según el texto, muchos Gobiernos desatendieron las injusticias económicas y la crisis climática y, con frecuencia, trataron a las personas refugiadas y migrantes de forma abusiva y racista. Denuncia la discriminación profundamente arraigada contra las mujeres, las personas LGBTI y pueblos indígenas, y subraya que las empresas multinacionales fueron partícipes de abusos.

«PANORAMA SOMBRÍO»

La discriminación e «impunidad» en los conflictos, según AI, se han visto potenciadas por «el uso descontrolado de tecnologías nuevas (...) como armas habituales». «Las plataformas de las grandes empresas tecnológicas han avivado los conflictos. Se utilizan programas informáticos de vigilancia masiva para coartar el ejercicio de derechos y libertades fundamentales, mientras los Gobiernos despliegan herramientas automatizadas que van dirigidas contra los grupos más marginados de la sociedad», señaló Callamard.

En este sentido, alertó también de que es probable que el colapso del Estado de derecho se acelere con el rápido avance de la inteligencia artificial (IA) que, junto con el dominio de las grandes empresas tecnológicas, corre el riesgo de suponer una mayor violación de los derechos de las personas si su regulación sigue rezagada

«En un mundo cada vez más precario, la proliferación y el despliegue no regulado de tecnologías como la inteligencia artificial, el reconocimiento facial y los programas espía están a punto de convertirse en un peligroso enemigo, con capacidad para intensificar y avivar las violaciones del derecho internacional y los derechos humanos hasta límites excepcionales», subrayó.