He tenido un sueño
Los sueños, sueños son. Pueden ser premonitorios, testimoniales, freudianos o fruto de la pelea de emociones, razones, neuronas fértiles y pensamientos agostados. He soñado que mañana Pedro Sánchez comparecía ante la ciudadanía vestido con un terno de lino, camisa bolera, ojeras del mucho amor y aseguraba que seguía y que para afrontar el futuro iba a provocar una crisis de gobierno para poder combatir sin medias tintas a todo el movimiento de la extrema derecha bicéfala española que, sin darse cuenta, había consentido, debido a su timidez.
Pedía perdón por mirar hacia otro lado cuando se producían acciones evidentes, obvias de los ataques a la convivencia democrática, cuando asistía impertérrito a abusos de las fuerzas policiales, las demenciales sentencias judiciales, su adhesión mecánica al 155 que provocó una invasión de piolines en Catalunya, el encarcelamiento de dirigentes políticos y del gobierno catalán legítimo y todo ese deterioro manifiesto que se ha producido desde entonces e insistía en su arrepentimiento por ser cómplice del mismo.
La proclama de regeneración y avances hacia la conciliación a partir de una nueva negociación territorial donde la posibilidad de consultas populares, la depuración a partir de la mayoría existente para aprobar una ley que impida este golpe de Estado de togas, políticos y periodistas. Aseguraba que atenderá a su izquierda, expulsará de su partido a los infiltrados de la extrema derecha y pondrá la agenda social por encima de todas las cosas.
Cuando desperté, Marlaska y Robles seguían en sus ministerios.