En su última rueda de prensa antes de dejar su cargo, el jefe humanitario de Naciones Unidas, Martin Griffiths, alertó de que lo que Israel está haciendo en Gaza «podría ser sólo el principio de algo más». «Gaza nos ha enseñado un nuevo nivel de tragedia y crueldad», indicó Griffiths, quien advirtió sobre el riesgo «potencialmente apocalíptico» de que el conflicto se extienda a Líbano. «No se detendría en Líbano y podría extenderse a Siria y otras zonas», indicó.

Estos mismos temores están expresando los últimos gobiernos occidentales y en la región. Los ministerios de Exteriores de Alemania y Países Bajos, como ya hizo el canadiense la víspera, pidieron a sus ciudadanos que salgan de Líbano urgentemente, ante el riesgo de una escalada mayor «en cualquier momento». La ministra alemana, Annalena Baerbock, advirtió de que «cualquier error de cálculo» puede desencadenar una guerra. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, acusó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de querer extender la guerra a toda la región y a sus aliados occidentales de apoyarle en este objetivo. «Parece que Israel, que ha destruido Gaza, está poniendo el foco en Líbano. Vemos que hay potencias occidentales que apoyan a Israel entre bambalinas», acusó Erdogan, y criticó que «países que hablan de libertad, derechos humanos y justicia sean cautivos de un psicópata como Netanyahu».

Israel además, alimenta a diario esta preocupación con una retórica belicista. «Aquí también lograremos la victoria», proclamó Netanyahu en una visita a las tropas en la frontera con Líbano.

En su tercer día de visita a Washington, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aseguró que la Casa Blanca le reafirmó el «apoyo inquebrantable» de EEUU a Israel, incluidas «las amenazas de grupos como Hizbulah». La víspera, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, alertó de que una guerra en Líbano «podría convertirse fácilmente en una guerra regional con terribles consecuencias para Oriente Medio».

ATAQUES A ESCUELAS, UNA RUTINA

Por otro lado, el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, señaló lo «trágico» de que los ataques del Ejército de Israel contra escuelas en la Franja de Gaza se hayan convertido en rutina al día siguiente de que un bombardeo contra un colegio usado como refugio para desplazados dejase al menos doce muertos y más de una veintena de heridos.

Israel siguió bombardeando ayer escuelas y viviendas en áreas densamente pobladas y mató a otras 60 personas. 13 cuerpos fueron recuperados de los escombros tras un ataque a la vivienda de la familia Al Dali, en la ciudad de Gaza y otros 15 en la casa de la familia Abu Awad en Beit Lahia