Urtzi URRUTIKOETXEA

Trump es entronizado en Milwaukee para reconquistar la Casa Blanca

Donald Trump cerró el jueves (madrugada de ayer en Euskal Herria) la convención del Partido Republicano en Milwaukee, ya oficialmente convertido en candidato a presidente. Lo hizo con el partido totalmente rendido a sus pies y con un discurso en el que intentó contenerse, pero que terminó con los ataques y mentiras habituales.

Donald Trump gesticula tras aceptar la nominación como candidato presidencial republicano.
Donald Trump gesticula tras aceptar la nominación como candidato presidencial republicano. (Nick OXFORD | AFP)

El ya oficialmente candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, había anunciado un discurso totalmente nuevo tras el atentado que sufrió el pasado sábado. Frente a la polarización de los últimos meses y años, se esperaba un giro a la moderación y un llamamiento a la unidad, tal y como ha ocurrido en estos últimos días de conmoción por el ataque contra el magnate.

Fue el discurso más largo en medio siglo, duró una hora y media. Tuvo un inicio calmado, con muchos silencios y un lenguaje prácticamente mesiánico. «No se suponía que iba a estar aquí», le dijo Trump a la audiencia, que le respondió que sí que le querían allí mismo, para añadir que «tuve a Dios a mi lado». Después, rindió homenaje al bombero retirado Corey Comperatore, que murió en ese atentado.

A partir de ahí, el discurso volvió a los derroteros más tradicionales de las alocuciones de Trump, leyendo de teleprompter y, a la vez, improvisando profusamente. «Si cogierais los diez peores presidentes de EEUU, y los unierais, no habrían hecho el daño que [Joe] Biden ha hecho a este país. Es inimaginable», dijo.

El expresidente volvió entonces a sus temas favoritos, incluyendo la falsa acusación de que le «fueron robadas» las elecciones de 2020. Respecto a la inmigración, la calificó de «invasión» una vez más, «una invasión que está matando a cientos de miles de personas». Ante ello, prometió «la mayor operación de deportación de nuestra historia, mayor incluso que la de Dwight D. Eisenhower», presidente que en 1954 expulsó a un millón de mexicanos.

El objetivo de mostrar un Partido Republicano moderado (no se ha nombrado el aborto en los cuatro días de Convención) mostraba todas sus costuras en su momento final. A Trump le faltó la energía que suele acompañarle en sus mítines, aunque el público, totalmente entregado, le ayudó en todo momento. Era el colofón a una convención muy bien preparada, y al líder absoluto le correspondía el momento apoteósico final.

Su discurso no atrajo seguramente a ningún votante que no estuviera ya convencido. Pero tampoco los alejó, lo que, para Trump, es suficiente, ya que sigue por delante en las encuestas. Son los demócratas los que tienen que intentar mantener a su electorado y atraer a las personas que más pueden sufrir con la agenda republicana, desde las mujeres hasta las minorías o las clases trabajadoras en general.

Para ello será necesario tener la casa en orden, tras el caos que se ha impuesto estás últimas semanas a raíz de la actuación del presidente Biden en el debate con Trump. Mientras el equipo de campaña intenta continuar con el mensaje de que seguirá siendo el candidato demócrata, los últimos movimientos dentro de su partido apuntan a que el inquilino de la Casa Blanca podría anunciar su retirada este mismo fin de semana.