El gobernador de Minnesota, Tim Walz, se ha venido destacando en las últimas dos semanas frente al resto de posibles candidatos a acompañar a Kamala Harris en su camino a la Casa Blanca. Tal y como se daba por hecho, es un hombre blanco, de 60 años. Ha sido profesor de instituto, entrenador de fútbol americano y también militar, participando durante 20 años en la Guardia Nacional; resumiendo: el perfil necesario para conectar con el votante del cinturón industrial del país.

A todo ello se le suma una larga lista de logros progresistas como gobernador de Minnesota, a pesar de tener una exigua mayoría parlamentaria. Y no solo eso: en los últimos días, Tim Walz ha conseguido «vender» excelente- mente este currículo en cada entrevista que ha ofrecido, con un mensaje directo y amable que ha hecho que figuras como Bernie Sanders o Nancy Pelosi hayan apostado por él, antes incluso que la propia Kamala Harris.

La vicepresidenta y candidata destacó que Walz hizo de Minnesota «el primer estado en aprobar la protección constitucional al aborto cuando la Corte Suprema suprimió este derecho» y recordó que ha sido capaz de trabajar junto a la oposición republicana para conseguir inversiones en infraestructuras, además de «reducir impuestos a familias trabajadoras y sacar adelante una ley de baja médica y familiar remunerada». Asimismo, «como cazador ávido, aprobó un proyecto de ley que exige verificar antecedentes para comprar armas».

El propio Walz se ha encargado estos días de subrayar estos u otros logros para proteger los derechos LGTBIQ+ y, especialmente, para asegurar que en todas las escuelas haya desayuno y comida gratis para todo el alumnado. Por ello, cuando hace unos días el presentador de la CNN Jake Tapper le preguntó si su currículo progresista podría resultar un handicap para los demócratas, ante las acusaciones que le podrían llegar desde el campo republicano, casi se lo tomó a broma: «Qué monstruo debo ser, hacer que los niños vayan a estudiar sin hambre y que las mujeres pueden tomar sus propias decisiones sanitarias. Sí, los niños van a comer, tendrán una oportunidad de ir a la universidad y tendrán la oportunidad de vivir con menos emisiones de CO2. Ah, y también tendrán sueldos más altos y seguro médico. Que me llamen lo que quieran».

Su último tuit antes de ser nombrado candidato a vicepresidente deja a las claras este sentido del humor. «Durante los últimos años no he visto ni un pavo mientras cazaba. Hoy se están burlando de mí», escribió junto a una fotografía en la que aparecían varios pavos en el jardín. Ayer, ya de modo más formal, dijo que «es el honor unirme a Kamala Harris en esta campaña. Voy con todo. La vicepresidenta Harris nos muestra la política de lo que es posible. Me recuerda un poco al primer día de clase».

«CÍVICAMENTE COMPROMETIDOS»

Harris y Walz protagonizaron anoche el primer acto conjunto de campaña en el polideportivo de la Universidad de Temple en Filadelfia, ante miles de seguidores. Cuando la semana pasada se anunció que el candidato a vicepresidente sería presentado en esta ciudad de Pensilvania, muchos pensaron en Josh Shapiro, gobernador del estado y favorito en las quinielas. Pero las voces críticas iban en aumento, desde los sindicatos a los manifestantes propalestinos, que recuerdan que Shapiro ordenó desalojar las acampadas en las universidades y llegó a comparar a los acampados con el Ku Klux Klan.

Walz, por su parte, valoró positivamente los votantes críticos de las primarias demócratas, calificándolos de «cívicamente comprometidos. Es una crisis humanitaria, tienen todo el derecho a ser escuchados, la situación de Gaza es intolerable». Ha apoyado el alto el fuego en Gaza.

En los próximos días, realizarán una maratón de mítines en el resto de estados clave: Michigan, Wisconsin, Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia. El 19 de agosto llegará la convención demócrata de Chicago, donde el ticket presidencial demócrata será nominado oficialmente.