Derrota albiazul, rescatada de las fauces de la victoria
Iago Aspas y Swedberg remontaron el gol tempranero de Kike García. Doloroso castigo para un Alavés que, con empate a un gol en el marcador, dispuso de tres jugadas clarísimas para anotar el segundo, antes de encajar el doloroso segundo gol celtiña.
Una derrota rescatada de las fauces de la victoria. Así fue el doloroso debut en la Liga 2024/25 para el Deportivo Alavés. Después del 0-1 anotado por Kike García en el amanecer del partiudo, sendos goles de Swedberg, auténtico revulsivo celtiña y Iago Aspas -cuya «expulsión interruptus» también fue clave- voltearon el marcador, luego de que entre Hugo Novoa, Stoichkov y Asier Villalibre el Glorioso bordearan el 1-2 instantes antes de recibir el mazazo del segundo tanto vigués.
Los merecimientos de poco sirven si no se materializan en el resultado final, pero lo cierto es que el cuadro albiazul mereció ganar, o al menos no perder, pese al mal día de Conechny y no pocos desajustes padecidos fruto del momento de estreno en la competición. Sea como fuere, merecido o no, el Alavés, aunque duela escribirlo, se labró su derrota por sus propios errores.
Mucho tuvo el duelo, para lo calmado que arrancó. Así, después de seis minutos sin nada que reseñar, el colegiado debutante Quintero González sacó la tarjeta roja a Iago Aspas por agredir a Antonio Blanco; una decisión corregida por el VAR, una decisión que el partido y sus circunstancias convirtieron en clave, aunque nadie lo podía saber aún.
Y en su primera llegada de peligro, Kike García cabeceó lo suficiente para batir por bajo a Iván Villar un centro de Antonio Blanco lleno de precisión y malas intenciones.
MOMENTOS DE CADA CUAL
El Glorioso dominó toda la primera mitad a raíz del gol, y solo vivió el susto del tanto anulado a Aspas por un fuera de juego milimétrico de Douvikas.
Pero ese acierto albiazul brilló por su ausencia tras el descanso. Kike García tuvo el 0-2 en otro cabezazo, pero su remate se marchó fuera y tras esa ocasión, el Celta se vino arriba y puso cerco a la portería alavesista. Después de achicar agua por metros cúbicos, Swedberg anotó el empate con un lanzamiento con el exterior.
Luis Rioja y Stoichkov entraron acto seguido y una jugada de Luis Rioja hallaba el remate de Kike García, pero su remate se iba desviado por poco.
Fue el inicio de la «trilogía» de errores en ocasiones claras de Hugo Novoa, Stoichkov y Villalibre. Pudieron marcar los tres, pero erraron los tres, y a la vuelta, Iago Aspas acertó a un gran pase de Swedberg.
El Alavés sintió mucho ese golpe, y más después de los errores acumulados. Así las cosas, el partido se murió y el Glorioso volvía a casa una derrota que no mereció, pero que, precisamente por sus errores, acabó cosechando.