No dejes a un hombre, y menos si es madero
Un rayo de rabia me parte el alma, por mis congéneras, al enterarme de que un macho no solo ha matado a la mujer que le dijo se acabó, sino también a la anterior mujer que le dijo se acabó. Doblete feminicida. Ya no solo te puede aniquilar el hombre al que acabas de dejar, también puede venir a por ti el hombre que encontró otra mujer después de que le dejaras, tras haberla matado a ella. Nosotras no necesitamos vivir con más miedo todavía, qué espanto...
Nos matan por ser mujeres, por ser identificadas como mujeres: no es un dicho, son millones de hechos. Hace nada, otro macho asesinó a la hija de 17 años de su pareja, y luego trató de matarla a ella. Machos aniquilando a sus cuñadas, suegras, amigas de sus mujeres. Siempre a tías, o a criaturas, que en la jerarquía patriarcal de la valía estamos al mismo nivel inferior. Leo todas las putas noticias que me llegan sobre feminicidios; estoy así de rota, y de alzada. Esta arraigadísima sofocante misoginia...
Y como siempre, mujer: denuncia, denuncia, denuncia. Como si judicializar tu desesperanza y tu huida fuera una obligación. Porque si te mata el macho y no lo habías denunciado, es un poquito tu culpa que te haya matado. Claro, como al Estado se le da tan bien proteger a las mujeres. Detesto desde siempre las órdenes de alejamiento porque suponen poner a la víctima en la diana, y convertir a la mujer en víctima categórica e indefensa por sí misma. Pero es que en este caso, el del macho que mató a su reciente mujer y también a la anterior, él era madero, comisario, llegó a ser número dos de la Policía Nacional en Catalunya. Condecoradísimo. Venga, mujer, denuncia a un policía. Y como clama Ramón Sola en estas páginas, ¿por qué es menos grave y no más la violencia de un policía fuera de servicio?
Este puto desastre que es el amor romántico y la pareja… ayudaría dejar de decir: oh, qué pena, se han separado, con la de años que llevaban. Mujer, déjalo, igual ni te violenta, simplemente porque te aburres.