ETA se compromete con la vía vasca a la resolución y anticipa más pasos
ETA pone en valor en su último comunicado los avances que se están dando en Euskal Herria -con mención destacada para el paso de EPPK, el Foro Social o la movilización del 11 de enero- frente al intento de bloqueo de los estados. Tras un detallado análisis de situación, explica que contactará con la Comisión para Impulsar el Proceso de Paz, se ofrece a participar en todos los diálogos que se abran y hará «aportaciones significativas» para alimentarlo «sin tardar».
La organización ETA anuncia en un comunicado remitido a GARA que adopta tres compromisos: «Realizar aportaciones significativas para alimentar el proceso, sin tardar»; «ponerse en contacto con la Comisión para Impulsar el Proceso de Paz» emanada del Foro Social; y «tomar parte en las conversaciones y negociaciones que se puedan utilizar con el objetivo de lograr la resolución y la paz». Respecto a esto último, ETA detalla que lo haría «para ofrecer nuestro punto de vista y para introducir en la agenda de diálogos las cuestiones que afectan directamente a nuestra organización, que están entre los ingredientes para una resolución integral».
Con ello, ETA muestra su compromiso con una vía vasca hacia la resolución del conflicto que va tomando cuerpo frente al intento de bloqueo de los estados. Esta dicotomía la remarca la organización vasca en un extracto en el que, al hilo de las visitas de Iñigo Urkullu a Madrid, expone que «más que ir a escuchar el no de España, es hora de concretar una acción para poner el sí de Euskal Herria en el centro y en vías de materialización».
Considera que hay elementos para avanzar por esa línea, entre los que destaca la puesta en marcha de la citada Comisión para Impulsar el Proceso de Paz -presentada el 23 de diciembre pasado- o las posibilidades de desarrollo de la posición adoptada por el Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos (EPPK) el 28 de diciembre.
Junto a ello, ETA subraya la voluntad de la ciudadanía vasca expresada de forma masiva en la movilización del 11 de enero en Bilbo, que reunió a al menos 135.000 personas y que cree que fue más allá aún de las bases sociales de los agentes convocantes. La organización vasca considera que «ha sido un paso de gran compromiso político», que «ha encendido la ilusión de amplios sectores de la ciudadanía vasca» y que «ha dibujado el camino para avanzar».
Estima que la manifestación, la mayor de la historia política vasca según recuerda, debería acarrear «un punto de inflexión». Frente a quienes sostienen que se trató de una respuesta puntual a una situación de excepción (tras la redada contra los mediadores de EPPK y el veto a la manifestación de Tantaz Tanta), ETA apunta que «la situación de excepción hace tiempo que está instalada en Euskal Herria a través de la violencia».
De hecho, para Euskadi Ta Askatasuna las consecuencias de esa movilización ya son patentes, dado que «quienes estaban cómodos con el bloqueo del proceso y la división entre las fuerzas partidarias de la resolución se han puesto nerviosos». Observa también que algunos discursos «se están readaptando» y que «cada vez son más los que toman por inadecuada la línea del Gobierno español».
Llegada a este punto, ETA remarca que «la resolución necesita de todas las fuerzas políticas. Ha quedado claro, en cambio, que el modo de avanzar no es intentar satisfacer continuamente las exigencias de quienes no quieren la resolución o aceptar sus vetos. Con ello solo se refuerzan las actitudes negativas. La única manera de hacer mover a esos sectores y atraerlos es avanzar en la dinámica por la resolución, con el impulso de la ciudadanía vasca», considera.
Madrid y París
ETA deja caer en varios puntos del comunicado que no tiene expectativas de que los estados vayan a mover su posición. Recuerda por ejemplo que el PP respondió a la movilización de enero «con su habitual prepotencia, diciendo que ni una ni dos movilizaciones iban a hacer variar la política del Gobierno español. Es más, los dirigentes del PP están anunciando más ataques». El comunicado está fechado el 29 de enero, antes por tanto de la muerte en prisión de Arkaitz Bellon.
Tras recordar las redadas contra EPPK y Herrira y estimar que su objetivo era «pudrir la situación de los presos políticos vascos», ETA añade que «en el momento en que en la ciudadanía vasca dominan las ansias de resolución y paz, España ha querido poner en el centro de la escena política la imagen de decenas de guardias civiles armados». Entiende que esta ha sido también una especie de respuesta del Gobierno de Mariano Rajoy al lehendakari: «Le ha transmitido el mensaje claro de que por lo que respecta al `conflicto vasco' el Gobierno español concreta su línea de acción con la Guardia Civil. O, dicho de otra manera, que al igual que ocurre con la voluntad ciudadana, la opinión del lehendakari de la CAV también es nula para el Gobierno español».
En cuanto al Estado francés, ETA subraya que «permanece callado. Como es habitual, como si no tuviera nada que ver con lo que está ocurriendo. Mientras tanto, sin embargo, además de mantener su actitud negativa ante la resolución sigue vulnerando los derechos humanos de los presos políticos vascos».
Ofrece acordar en Euskal Herria y defenderlo «con una sola voz»
Entre los efectos positivos que ETA atribuye a la manifestación del 11 de enero en Bilbo está el de haber incluido en su lema los tres elementos necesarios para «desarrollar una agenda vasca». A saber, derechos humanos, resolución y paz.
Desarrollando este concepto, la organización vasca aboga por priorizar el fin de las vulneraciones de derechos humanos que se producen «aquí y ahora». Enumera concretamente las ofensivas represivas, las trabas a los derechos civiles y políticos y las medidas de excepción penitenciarias, a las que suma la pregunta de «¿para cuándo el desarme de los estados español y francés?».
En cuanto a la resolución, ETA plantea iniciar un proceso amplio de diálogo con todos los que la desean en Euskal Herria, con el objetivo de llegar a acuerdos para avanzar. Y junto a ello propone defender lo que se pacte aquí ante los estados español y francés «con una sola voz y con firmeza» para «conseguir la paz estable y duradera».
En opinión de ETA, este proceso tendría que alcanzar a todo el territorio vasco y a todos los ámbitos, así como garantizar la participación de los espacios político-institucionales, sociales, sindicales y ciudadanos.