Victoria, puntos y descanso
Si el pase copero a semifinales tras eliminar al Málaga fue una buena noticia por sí misma y, principalmente, por la coyuntura en que se producía, bastante más importancia merece, tal y como estaban las cosas en el torneo de la regularidad, la victoria frente a un Levante más necesitado, si cabe, que el propio Athletic. Y si bien parece claro que esos son los partidos que deben ganarse, con el currículo que lleva escrito el Athletic en la presente campaña no parecía empresa fácil. Así fue, por más que el maquillado resultado pueda parecer mucho más contundente que lo merecido por el espectáculo presenciado en tierras valencianas. El triunfo, no nos engañemos, se sustentó porque dos veteranos siguen dando el do de pecho mientras promesas y tristes realidades continúan cuajando actuaciones decepcionantes.
Puede que no sea el día de ponerse en modo aguafiestas, pero ver a los zurigorris sustentados tan solo en un puntal como Aduriz, en las solventes intervenciones de Iraizoz y en el destajismo general, preocupan. Porque si repasamos las actuaciones individuales, no pueden decepcionar más un Laporte que pide un toque de atención urgente, un Iturraspe que parece no percibir que su titularidad ha pasado a ser más que cuestionable, y el juego de un Muniain que ha debido entender como sinónimo de no tener que trabajar en defensa el hecho de ser el mejor pagado de la plantilla. Con una semana de descanso se presenta el Barcelona el domingo para poner de manifiesto que otra de las efímeras crisis que montan en can Barça parece poco fundamentada. El otrora rey del toque parece haber encontrado salida a su crisis de identidad futbolera en variar el juego hacia un juego más vertical, basado en la velocidad de sus tres principales activos.
Vistas las pérdidas constantes de balones por parte de los nuestros, los pases por fallos no forzados, la desesperante incapacidad por dar un pase en ventaja o entregarla al pie cuando el compañero se encuentra a poco más de un metro, no parece el mejor escenario para enfrentarse al monstruo blaugrana.
Habrá que ir a apoyar, adquirir el bono que el Club oferta a los socios y confiar en que, sea cual sea el resultado, el equipo salga reforzado, porque hay empates, incluso derrotas, que pueden reforzar. Al fin y al cabo, lo imperdonable es perder frente a Granada, Córdoba, Elche o Deportivo. De ahí que ganar al Levante fuese obligatorio no solo por la imperiosa necesidad de puntuar.