«Katharsis», la nueva línea directa de la dura cara norte del Troll
Los polacos Marcin Tomaszewski y Marek Raganowicz abren en 18 días, entre el 23 de enero y el 9 de febrero, una ruta de 1.100 metros de recorrido y dificultades de VI, A4 y M7. La cordada no fijó ningún largo de la vía, y tuvo que soportar durante dos días los envites el huracán «Ole».
«Para nosotros dos, escalar la pared del Troll ha sido un gran desafío, y nos sentimos felices de que las condiciones nos dejaran realizar una línea tan bella, natural y lógica, y además sin tener que taladrar demasiado. Las condiciones invernales han hecho muy dura esta escalada. Los rápidos cambios de temperatura hacían que las fisuras se llenaran de hielo. En todos los largos de A3 y A4 las protecciones eran muy pobres». Este es el resumen que nos remitía a GARA Marek Raganowicz, quien junto a su compañero Marcin Tomaszewski conseguía abrir en 18 días la ruta «Katharsis» (1.100 metros, VI, A4 y M7), en la cara norte de Troll (Noruega).
Junto a esta última actividad, ya es la tercera ocasión en que la cordada polaca aparece por estas páginas. Quizás el lector recuerde las dos anteriores grandes aperturas. La primera fue «Superbalance», abierta en la cara norte del Polar Sun Spire (Baffin). Fue hace tres años, con un resultado de 37 tiradas (1.350 m) de hasta M7+. Largo, difícil y sobre todo duro debido a las condiciones de la primavera ártica. La segunda se produjo al año siguiente en la Gran Torre del Trango. Los polacos crearon «Bushido»: 46 largos, 2.000 metros y dificultades de A4, VII+.
Tras la presentación, nos centraremos en esta tercera gran actividad que emprendieron el 23 de enero y finalizaron el 9 de febrero. Como nos adelanta Raganowicz, su intención fue firmar una línea en una de la paredes alpinas más famosas de Noruega: «Viajamos hasta Noruega con la intención de abrir una nueva ruta en el Troll. Y lo hemos conseguido. Eso sí, es la cuarta ruta de la pared. La primera ascensión invernal fue en 16 días en el mes de marzo de 1974, realizada por un equipo polaco en la ruta francesa. En cambio, la primera apertura en invierno corrió a cargo de un grupo ruso en 19 días de febrero del 2002. También me gustaría remarcar la apertura en invierno de «Dod at alla», porque no utilizaron cuerdas fijas. En nuestra apertura nosotros tampoco hemos fijado ni un solo largo en toda la ruta. Por lo tanto, hemos sido el segundo grupo que hemos creado una nueva línea en invierno en el Troll pasando de las cuerdas fijas».
18 días en pared, incluyendo dos soportando los envites del huracán «Ole», y largos duros de hasta A4 en artificial (ocho de ellos de A3) y M7 en mixto. Como se puede observar en la imagen, la línea más directa a la cara norte del Troll, con la utilización de 19 parabolts y 9 rivets. Esa es la nueva firma de Tomaszewski y Raganowicz.
Duras condiciones
Sobre la nueva ruta, Raganowicz nos comenta lo siguiente: «La vía comienza con los dos primeros largos de la ruta francesa, y luego sigue entre la ruta rusa y «Arch Wall» hasta la gran repisa. De ahí escalamos una fisura (A4), llegando hasta debajo de una sección desplomada. En este punto la ruta rusa va por la derecha y la francesa por la izquierda -explica-. Sobre techos escalamos la francesa hasta el péndulo para pillar un gran sistema de fisuras que nos llevó a una arista. Escalar esta pared del Troll solo dos personas fue para nosotros una gran actividad, y estamos contentos de abrir una línea lógica, con poco material fijo y en condiciones muy duras. Además hay que tener en cuenta que nos metimos en la pared sin explorar el recorrido previamente, algo que nadie ha hecho hasta el momento en el Troll en invierno».
¡Cómo no!, tal y como nos adelanta el propio protagonista, el hecho de que un grupo polaco hubiera escalado esta gran pared alpina en 1974 les llevó a probar suerte: «Nos inspiraron aquéllos heroes de nuestra infancia. Un equipo de cuatro escaladores se hicieron con la primera invernal (vía francesa) al Troll. Y eso fue en 1974. Una actividad muy especial; hasta lo es hoy en día si tenemos en cuenta el estilo en el que se subió. La ruta rusa, por ejemplo, fue abierta por seis escaladores con un uso intensivo de la cuerda fija. Queríamos comprobar si era posible escalar en el mejor de los estilos una ruta en este paredón. Y nosotros, por lo menos, no fijamos ningún largo con cuerdas fijas. Así fue».
Teniendo en cuenta las duras condiciones invernales que tuvieron que soportar estos polacos (dos jornadas parados por un huracán), hay que destacar las dificultades técnicas con las que han escalado. Raganowicz describe que la vía tiene cuatro secciones principales: «Las secciones inferiores y superiores son más fáciles. La segunda en muy vertical y la tercera muy desplomada. La parte central es la más dura. Solo añadir que las dos primeras tiradas corresponden a la ruta francesa».
Pero, como nos comenta Raganowicz, hubo otros aspectos de la actividad que se les hicieron mucho más engorrosos: «Lo más duro era levantarse todos los días y escalar sin ningún tipo de excusas. Tuvimos que aceptar que las condiciones invernales y la caída de piedras serían muy duras, y así lo han sido. Todo eso fue más duro, incluso, que escalar A4. ¡Y qué voy a decir sobre los dos días que sufrimos con el huracán!».
Como adelantábamos, fueron 18 jornadas de escalada, pero a todas ellas hay que añadir otra larga jornada de descenso rapelando para abrir «Katharsis». De esa forma, Tomaszewski y Raganowicz completaban una nueva ruta, muy directa, en la cara norte del Troll. El propio Raganowicz afima que en dicha pared todavía hay sitio para la aventura: «Creo que se pueden abrir una o dos nuevas líneas. Pero en estos momentos nuestras mentes están dirigidas a Queen Maud Land, en la Antártida. Estamos recaudando fondos para poder viajar a esa zona con la intención de escalar. Espero que podamos ir para allí hacia noviembre».