¿Goles a la vizcaína?
El último dueño del área rojiblanca nacido en la provincia fue Julio Salinas.
No todos apostaban de inicio porque Ernesto Valverde saliera ante el Almería con Guillermo y Williams en el once. Así fue y, aunque no marcaran, no le fue mal. Ambos dejaron detalles, más el segundo -gran primera mitad la suya-, pero igualmente fajador y peleón en la punta de ataque se mostró el primero. Si tenemos en cuenta los 34 años de Aduriz, la más que probable salida del navarro Kike Sola en verano, incluso la del gasteiztarra Toquero, o que el riojano Viguera ha dejado de contar para el técnico, cabría pensar que el futuro de la delantera del Athletic pasa por jugadores como los dos titulares ante los almerienses, o como el goleador gernikarra del Basconia Asier Villalibre (17 años) o el bilbaino Gorka Santamaría (19), sin olvidar el idilio con el gol de Iñigo Vicente (17 años). Todos ellos tienen algo en común, que son vizcaínos.
Tres de los cuatro jugadores rojiblancos que a lo largo de la historia del club han superado los 500 partidos son guipuzcoanos, el último en hacerlo Andoni Iraola; solo uno `de la casa', el gran Txetxu Rojo. Pero la estadística con los delanteros centros del Athletic desde hace más de tres décadas es todavía peor para los intereses vizcaínos.
Si echamos un vistazo a los arietes que han sido dueños de la vanguardia bilbaína desde la década de los ochenta, tenemos que el actual inquilino de ese piso con vistas es guipuzcoano, Aduriz. Antes que él lo fue un riojano, Fernando Llorente, y si seguimos retrotayéndonos en el tiempo tenemos al navarro Isma Urzaiz, a su paisano Cuco Ziganda, a los también guipuzcoanos Loren o Uralde, y así hasta llegar al último propietario de ese imaginario `9' en rojo y blanco, Julio Salinas, este sí del bilbaíno barrio de San Adrián, que debutó en un lejano 1982.
Como se observa, Lezama no parece que haya sido en las últimas décadas una prolija fábrica de delanteros goleadores, o no ha confiado en los que se proyectaban. Con Aduriz on fire pero la caducidad en lontananza, con el mercado exterior yermo de potenciales fichajes en esa demarcación, con el vecino donostiarra donde solo sobresale la figura de Agirretxe, parece que esta vez no ya la cantera, sino el jugador vizcaíno, será del que el Athletic tenga que tirar en un futuro a medio plazo.
Los dos protagonistas
De momento, Williams y Guillermo, con más protagonismo para el primero, parecen los llamados a acompañar al referente `Adu' hasta su adiós, el maestro ideal con el que madurar hasta demostrar la pasta de la que están hechos para ser ellos los delanteros del Athletic. A ambos los vimos juntos el sábado. De Iñaki, su técnico volvió a decir bonitas palabras, pero con moderación. «Es un jugador que nos da mucho en el desborde, y en la velocidad, ha tenido algún problema más para juntarse con el equipo, es verdad que hace esfuerzos muy importantes, pero tiene que aprender a regularse en todo eso, también es verdad que lo estoy colocando en una posición exterior cuando él siempre ha jugado de delantero centro, pero ahí nos viene bien y tiene que amoldarse y saber cómo tiene que distribuir sus esfuerzos».
El otro protagonista, Guillermo Fernández, se fajó arriba con la defensa andaluza pero sin fortuna cara a gol. «A todos los jugadores de ataque nos gusta hacer goles. Es lo que se ve y lo que cuenta, pero detrás hay un trabajo importante y también se agradece que los compañeros te apoyen si no marcas. Estoy con muchas ganas de jugar, de demostrar cosas y aportar al equipo. Cada oportunidad es de oro, porque la gente está entrenando muy bien y hay que aprovechar los minutos para intentar hacerlo lo mejor posible», valoró su papel el bilbaíno.
Entre ambos firmaron seis remates a portería, la mitad para cada cual, cometieron sobre ellos hasta siete faltas, Iñaki llegó a robar hasta seis balones, al margen de algún túnel y taconazo con los que deleitó a la grada. Les quedan partidos para seguir sumando, disfrutar y vivir en sus carnes una final. Si son el futuro del gol, de ellos depende.