Un día después del anuncio de la convocatoria de las elecciones autonómicas para el 21 de octubre, los cuatro principales candidatos, Patxi López (PSE), Iñigo Urkullu (PNV), Antonio Basagoiti (PP) y Laura Mintegi (EH Bildu) han contado sus planes para los próximos comicios.
Las encuestas, que dan un triunfo en minoría al PNV seguido de cerca de EH Bildu, son las que han centrado las especulaciones por dos motivos: uno, porque de confirmarse estos resultados supondrían un triunfo claro del nacionalismo vasco y otro porque ninguno conseguiría mayoría y habría que pactar.
La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, ha reconocido que al Ejecutivo le preocuparía «muchísimo» que ganara un proyecto independentista, ya que supondría inestabilidad política.
En la tesis ha ahondado el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que, en una entrevista con la agencia Efe, ha dicho que el principal riesgo es que PNV y EH Bildu saquen muchos escaños y se unan «en el tren hacia la independencia», algo que «solo el PP puede evitar».
A los pactos también se ha referido el lehendakari, Patxi López, quien ha descartado acuerdos postelectorales con Bildu porque de la izquierda abertzale les separa todavía «un abismo en cuestiones éticas y democráticas», y sobre posibles acuerdos con el PNV se ha limitado a decir que hablará tras el pronunciamiento de las urnas.
Los candidatos de PNV y EH Bildu, Urkullu y Mintegi, respectivamente, han realizado sendos llamamientos a los consensos, aunque ello no les ha impedido ya mantener discrepancias, sobre todo en la cuestión fiscal.
Urkullu (PNV) ha dicho que la próxima legislatura debe estar marcada por la consecución de grandes acuerdos interintitucionales para «salir de la crisis», consolidar el escenario de paz y definir «cómo entendemos el autogobierno en el siglos XXI».
Urkullu también ha admitido la necesidad de «reforma tributaria», lo que ha provocado la inmediata respuesta del portavoz del PSE, José Antonio Pastor, que ha reseñado que su partido ha insistido en los últimos años en la necesidad de esta reforma para aumentar los ingresos que llegan al Gobierno de Lakua, pero que el PNV se había negado hasta ahora.
Respecto a la cuestión socio-económica, Mintegi ha manifestado que la coalición apuesta por políticas de izquierdas, y ha defendido la instauración de una reforma fiscal progresiva, la jornada semanal de 35 horas, una renta básica para todas las familias, un reforzamiento del sector público y una moratoria en la construcción de las grandes infraestructuras.
El consenso también ha sido el mensaje principal de la candidata del frente amplio del soberanismo de izquierda, quien ha calificado de «muy triste» que otros partidos (como el PSE y el PP) descarten a priori los acuerdos tras las elecciones y ha afirmado que su formación hará un «esfuerzo muy importante» para lograr «políticas de consenso con todo el mundo».
Los pequeños también se han movido: el portavoz de Ezker Batua, José Navas, ha anunciado que trasladará a Ezker Anitza y a IU Federal la necesidad de llevar a cabo la «convergencia« de «todas las fuerzas de izquierdas». Las dos formaciones, antes una sola, se separaron esta legislatura y se han peleado incluso por las siglas y las sedes.