Maritxu Paulus-Basurco, abogada de la familia del desaparecido militante vasco Jon Anza, ha respondido a través de un comunicado a las informaciones publicadas hoy por varios diarios del Grupo Vocento en el que se afirma que la Fiscalía ha solicitado el archivo de la causa sobre su desaparición.
La letrada afirma que este relato no se apoya en ningún elemento de la fase de instrucción iniciada tras la desaparición de Anza el 18 de abril de 2009 y cuyos restos fueron localizados el 11 de marzo de 2010 en una morgue de Tolouse.
«Esta versión es un nuevo ejemplo del tratamiento que ha recibido la familia de Jon Anza desde el primer día de su desaparición», resalta el comunicado de prensa.
Anza partió en tren diez días antes de la estación de Baiona para tener una cita con ETA en la ciudad occitana, a la que nunca llegó. Según reveló la propia organización, Anza portaba una importante cantidad de dinero, del que tampoco se ha sabido nada.
Para resolver la laguna de once días y la desaparición del dinero, el Grupo Correo recoge una hipótesis dirigida a descartar la ‘guerra sucia’. Según esta información, «se cree» que se citó con otros miembros de ETA para entregarles dinero, y que estos, al no saber cómo prestarle los auxilios requeridos por su estado de salud, le dejaron en una de las vías urbanas más transitadas para que fuera atendido rápidamente.
Según ha defendido, las preguntas y argumentos planteados por la familia son totalmente opuestos a lo que plantea el texto publicado hoy, donde se destaca que Anza tuvo una «muerte natural», aunque sigue sin probar nada sobre las circunstancias que le rodearon durante los once días en los que estuvo en paradero desconocido.
El entorno del militante espera que las autoridades francesas den respuesta a algunas preguntas que aún quedan en el aire como, por ejemplo, por qué su cadáver permaneció en la morgue de Toulouse durante diez meses sin ser identificado y sin que se le hubiese sido practicada ninguna autopsia.
Paulus-Basurco se pregunta, asimismo, cómo explicar tales disfunciones cuando se trataba de buscar a un miembro de ETA. Y no comprende cómo no se llevó a cabo ninguna investigación allá donde la familia indicó que se encontraba Anza al denunciar, un año antes, su desaparición.
A su juicio, las autoridades francesas no quieren poner luz sobre esta desaparición que, «hoy como ayer, sigue siendo un misterio».
«La Justicia se prepara para archivar esta causa sin haber dado a la familia una mínima respuesta sobre lo que ocurrió», concluye la nota.