En julio de 2002, el IRA hizo público un comunicado con motivo del 30 aniversario de una «operación en Belfast» en la que «resultaron muertas nueve personas y heridas muchas más. «Aunque no era nuestra intención el herir o matar a no-combatientes, la realidad es que esa fue la consecuencia de nuestras acciones en esa y en otras ocasiones».
Aprovechando el aniversario, «pedimos perdón y ofrecemos nuestras condolencias a los familiares» de «todos los no-combatientes muertos o heridos por nuestras acciones». Desde entonces, el IRA no ha realizado ninguna otra petición de perdón a ningún otro tipo de víctima.
Anteayer, ETA hizo también una petición de disculpas aprovechando el juicio a diez militantes de su organización en el que, entre otras cosas, se les acusa del secuestro de una familia de Orio para utilizar su furgoneta.
Garikoitz Azpiazu declaró que «ETA no va a eludir su responsabilidad», y afirmó que «ETA siente el daño que se haya podido provocar a esta familia de Orio, y lo extiende a quienes, sin responsabilidad alguna en el conflicto, han sido dañados por la acción de ETA».
En el mismo comunicado, ETA señala que «hay muchas heridas sin cerrar producidas por la confrontación. Heridas profundas y dolorosas. Y es responsabilidad de todos hacer lo posible para que se curen». Además, ETA mostró su disposición a hablar de ello con los gobiernos español y francés.
Las reacciones de Lakua
En 2002, al día siguiente de conocerse el comunicado del IRA, el entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe, del PNV, afirmó que «a mí me gustaría que la noticia que se diera en la sociedad vasca fuera, en parte, la que hoy se da, por ejemplo, en relación con el tema de Irlanda, en la que el IRA ha hecho una proclama pública solicitando perdón al conjunto de la sociedad y muy específicamente a las víctimas por la barbaridad inhumana de sus atentados». Cabe recordar que la petición de perdón del IRA se dirigía a los «no-combatientes».
Ayer, por contra, el portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka, también del PNV, tachó de «inadmisible» el comunicado de ETA. Aseguró que el Ejecutivo autonómico «no puede admitir que algunos pretendan establecer categorías sobre las víctimas y, mucho menos, con el objetivo de justificar algunas de ellas».
El portavoz añadió que las palabras de ETA se encuentran «fuera de lugar y sobran absolutamente, de modo particular, en el momento en el que estamos viviendo, en el que el horizonte es el reconocimiento de todas las víctimas».
Variando los adjetivos, PSE, PP y UPyD se expresaron en términos similares al Gobierno de Lakua. Insistiendo todos ellos en que la petición de disculpas a las víctimas que no tenían responsabilidad en el conflicto supone una justificación de las demás. Por ejemplo, el secretario general del PSE y anterior lehendakari, Patxi López, calificó de «brutal» el comunicado de ETA y habló de «pasó atrás».
Un paso positivo
Por contra, desde la izquierda abertzale, Joseba Alvarez afirmó que «no se entiende que haya ningún representante político que intente quitar valor» al hecho. A su entender, tras la declaración «solemne» de ETA, lo que hay que hacer es establecer mecanismos para resolver «las consecuencias del conflicto a través del diálogo y el acuerdo».
También la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, valoró que la declaración supone «un paso más» hacia la reconciliación.
La lectura que desde la izquierda soberanista se hace del comunicado de ETA es la que el Sinn Féin hizo de la declaración del IRA en 2002. Con la paradoja de que entonces los gobiernos británico e irlandés coincidieron con la lectura de los republicanos, mientras los unionistas se declaraban insatisfechos.
El tratamiento mediático también ha sido distinto. Medios como ‘El País’, que ayer hablaban de «amago de disculpas», calificaron de «gesto histórico, inesperado y sin precedentes» la petición de perdón del IRA a los familiares de los no-combatientes. Es más, aseguró que se trataba de «un gesto aún más difícil y simbólico que el desarme, por lo que tiene de acto de contrición en un grupo católico».