Un año después de la muerte de Iñigo Cabacas, el juez no ha imputado todavía a ningún agente por el disparo de la bala de goma que hirió mortalmente al aficionado del Athletic, pese a haber tomado declaración, en calidad de testigos, a varios de ellos. Algo que pone de manifiesto la dificultad de identificar a un agente de la Brigada Móvil de la Ertzaintza en plena acción, no tanto por parte de un juez –que tiene, o debería tener, sus medios para esclarecerlo–, sino por parte de los ciudadanos, cuyas denuncias contra actuaciones desmedidas de los antidisturbios acaban la mayoría de las veces archivadas ante la imposibilidad de denunciar concretamente a un agente.

Esto es así por el reiterado incumplimiento por parte de los agentes de la Brigada Móvil de la normativa sobre uniformidad y distintivos de la Ertzaintza, ya que en sus actuaciones, además del pasamontañas que cubre su cara, no incorporan ningún tipo de placa identificadora.

Cuando Cabacas recibió el mortal pelotazo estaba vigente una orden del Departamento de Interior, fechada el 2 de diciembre de 2010, según la cual «los miembros de las Unidades y Grupos Operacionales de la Ertzaintza portarán sobre el pecho de los uniformes de trabajo distintivos singulares (…) sobre elementos de acreditación profesional de los funcionarios y funcionarias de la Ertzaintza, así como sobre los distintivos de la escala y categoría profesional».

Una vaga descripción que, apenas seis meses antes de la muerte de Cabacas, fue concretada por el Parlamento de Gasteiz, cuya Comisión de Instituciones, Interior y Justicia aprobó el 26 de octubre de 2011 una iniciativa de Aralar «para que los ertzainas lleven visible en el uniforme su número profesional». Pese a añadir que «por medidas de seguridad, el Departamento de Interior podrá utilizar un código doble, aunque el número visible corresponderá a un solo ertzaina», la medida no ha sido aplicada a los agentes antidisturbios, tal y como se ha podido constatar en las actuaciones de la Brigada Móvil desde entonces.

Los incumplimientos no acaban aquí. Tras la muerte de Cabacas, el entonces consejero de Interior, Rodolfo Ares, aseguró en la comparecencia parlamentaria del 12 de abril de 2012 que «siguiendo la recomendación de este Parlamento, todos nuestros agentes uniformados a partir del 1 de junio portarán de manera visible un número de identificación». Además, el 31 de octubre de 2012 entró en vigor una nueva orden del Departamento de Interior –que derogó la del 2 de diciembre de 2010–, según la cual «el emblema de pecho incluirá en su lateral derecho un Número de Identificación Personal», el llamado NIP.

Tal y como se ha visto a lo largo de sus últimas actuaciones, la Brigada Móvil de la Ertzaintza sigue sin cumplir las normas establecidas tanto por el Parlamento como por la propia Consejería de Interior. La explicación ofrecida por la Ertzaintza a NAIZ es que este NIP «está en período de implantación en los uniformes de los agentes de todas las unidades de la Ertzaintza, incluida la Brigada Móvil».

No es una polémica exclusiva de la Ertzaintza. De hecho, recientemente, Mossos d'Esquadra y Policía española han anunciado que sus agentes antidisturbios llevarán un número identificador en el dorso de sus uniformes. La medida ha sido criticada porque dicho número no se corresponderá con el número de placa de cada agente y porque, en el caso de la Policía española, el número de cada agente variará en cada actuación. Sin embargo, supone un paso adelante a la hora de facilitar la identificación de un agente, sobre todo comparado con el inmovilismo de la Ertzaintza en esta materia.