Los trabajos de remoción de tierra han comenzado a las 18.40 del domingo (23.40 en Euskal Herria) en la casa-museo de Pablo Neruda, que se encuentra en Isla Negra, a unos 100 kilómetros de Santiago, donde está enterrado junto a su tercera mujer, Matilde Urrutia.
La exhumación se ha llevando a cabo bajo el más absoluto secreto, ya que una gran carpa ha cubierto la zona, ante la presencia del juez que lleva el caso, Mario Carroza; del director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos; del presidente del Partido Comunista –querellante– Guillermo Teillier; de Araya, de algunos familiares y de tres observadores internacionales.
Tras la exhumación, que ha durado apenas una hora según el juez Carroza, los restos mortales han sido trasladados a la sede del SML de Santiago para que sean analizados por cinco expertos del SML, cuatro de la Universidad de Chile y cuatro internacionales: la estadounidense Ruth Winecker, los españoles Guillermo Repetto y Aurelio Luna, y el forense vasco Paco Etxeberria.
Bustos ha explicado que a lo largo de esta semana, el grupo de expertos «elaborará una 'hoja de ruta' que será entregada a Carroza para que tome una decisión respecto a los signos que se hayan encontrado de la enfermedad del poeta o de elementos tóxicos para determinar qué tipo de muestras y dónde se envían».
«Esto va a ser determinante para los tiempos en los que nosotros podamos entregarle el informe pericial completo a Carroza», ha dicho el director del SML, en declaraciones recogidas por el diario chileno ‘El Mercurio’.
Por su parte, el juez instructor del caso sobre la muerte del premio Nobel de Literatura ha subrayado que «esta diligencia es trascendental», ya que servirá para «fijar el objeto de la acción judicial».
El proceso judicial comenzó en mayo de 2011, cuando el Partido Comunista, al que pertenecía Neruda, interpuso una querella basándose en el testimonio de Araya, que apuntó por primera vez que el poeta chileno podría haber sido ejecutado.
La versión oficial sostiene que Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María a causa de un cáncer de próstata. No obstante, Anaya asegura que agentes de la dictadura militar le inyectaron una sustancia letal en el estómago durante su estancia en dicho centro sanitario.
«Que se sepa la verdad»
El sobrino del poeta chileno y abogado de los Neruda, Rodolfo Sánchez, ha explicado que «el único interés de la familia es que se busque y se sepa la verdad». «Saber de qué murió, si de cáncer o si hubo una tercera mano», ha subrayado.
A pesar de ello, ha indicado que se trata de «una situación bastante incómoda para la familia». «Tenemos sentimientos encontrados, pero esperamos que (la exhumación) se cumpla como deber ser, con la máxima transparencia», ha añadido.
Por su parte, Araya ha confesado que tiene «una buena expectativa, una vez que se ha llegado a este punto del proceso judicial, que era muy difícil». Además ha adelantado que sostendrá «hasta el último día de su vida» que Neruda fue asesinado. «Si no le hubieran puesto esa inyección en el estómago no habría muerto», ha insistido.
El abogado del Partido Comunista, Eduardo Contreras, ha considerado que la exhumación «es una victoria para los querellantes», ya que «si el juez no hubiera llegado a la conclusión de que sobran razones para pensar que hubo intervención de terceros en la muerte de Neruda, nunca la habría ordenado».
«Esperamos que se realice con la mayor seriedad posible y que se traduzca en el hallazgo de restos en uno u otro sentido, a través de la colaboración de los laboratorios chilenos y extranjeros», ha dicho, al tiempo que ha advertido de que «el proceso judicial va a seguir adelante, cualquiera que sea el resultado».