Los años han pasado y los uniformes policiales son distintos (entonces ni siquiera existía Ertzaintza), pero las órdenes resultan sorprendentemente similares e idéntico es su resultado, en forma de muerte. La difusión ayer de las conversaciones policiales de la noche del 5 de abril de 2012 hizo rebrotar en la mente de muchos otras dos grabaciones similares que en los años 70 convulsionaron a Euskal Herria: las del 3 de marzo de Gasteiz y las de los Sanfermines de Iruñea. En la capital alavesa, la carga en la iglesia de Zaramaga acabó con cinco trabajadores muertos. En la navarra, el ataque iniciado en la Plaza de Toros se cobró una vida y una decena de heridos de bala.
Aquellas dos filtraciones siguen muy vivas en la memoria colectiva de las generaciones más veteranas. También se encuentran en internet (se puede acceder a los vídeos y audios a través de esta misma información en naiz.info). En ambos casos, como ahora en Bilbo, era un superior policial que no estaba presente en la zona de los incidentes quien instaba a cargar, con virulencia evidente y con aparente premeditación. El «entren con todo» de este mando de la comisaría de la Ertzainza de Deustua es equiparable al «si hay gente, ¡a por ellos! ¡vamos a por ellos!» del responsable de la operación de Gasteiz o al «preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías» del mando de la Policía Armada de Iruñea.
«No os importe matar»
A este último se le identificó como el comandante Ávila. Nunca fue condenado por aquel sangriento asalto. Tampoco el comisario Rubio, en quien se escudó Ávila, ni ningún agente de los «grises». Políticamente el caso se saldó con la dimisión del gobernador civil, Ignacio Llano. Este es uno de los extractos más conocidos de aquella grabación:
-«¡Defender el área cojones, y defenderlo ahí como sea! Adelante, cambio. Dad la vuelta a la plaza, preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías, y lo más fuerte que podáis, no os importe matar».
-«Vamos a ver, Vulcano 2, refrena el vocabulario, habla estrictamente lo indispensable y no te pases. Cambio»
-«(...)Repeler lo que nos están haciendo esos 200 ó 300 hijos de la gran puta que están aquí. Repelerlo con los procedimientos que tenéis».
Dirigía el Ministerio de Gobernación Rodolfo Martín Villa, que zanjó lo ocurrido con esta frase: «Al fin y al cabo, lo nuestro son errores y lo suyo, crímenes». Hoy día, es una calificación similar, la de «accidente», la que centra la controversia en el caso Cabacas.
La conversación captada en la matanza de Gasteiz, dos años antes, resulta todavía más brutal, sobre todo su parte final:
-«V-1 a Charlie. Cerca de la iglesia de San Francisco es donde más grupos se ven. Bien, enterados».
-«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? Si hay gente ¡a por ellos! ?¡Vamos a por ellos!».
Y unos minutos después:
«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones (...) Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ¿Cómo está por ahí el asunto? Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio. De acuerdo, de acuerdo. Pero, de verdad, una masacre».