Un cuarto nombre para el catalán
Siguiendo la tradición del PP en el País Valencià y en las Illes, que han rebautizado el catalán como valenciano o como mallorquín, el PP aragonés ha decidido llamarle ahora LAPAO. Activistas de la Franja de Ponent avisan, sin embargo, que lo del nombre es la anécdota, que lo peor son las consecuencias prácticas de la nueva norma.
Los catalanes estaban acostumbrados a ver atacada su lengua en el País Valencià y en las Illes, donde los gobiernos del PP se esfuerzan día tras día en marginar la lengua. Sin embargo, en la Franja de Ponent –la zona de habla catalana que recorre toda la frontera entre las comunidades autónomas de Aragón y Catalunya– la lengua nunca había sido algo conflictivo hasta que, el año pasado, el PP y el Partido Aragonés (PAR) decidieron tramitar la nueva Ley de Lenguas aprobada por las Cortes.
Para darse cuenta de la normalidad con la que se vive el catalán en la Franja no hace falta más que pasearse unos días por la zona, ya sea por Tamarit de Llitera o por el Matarranya. El sociólogo y activista en defensa de la lengua Natxo Sorolla explica que, según los datos que manejan, un 88,8% de la población de la zona tiene un conocimiento oral de la lengua, es decir, casi nueve de cada diez habitantes.
Según Sorolla, la nueva ley y el cambio de nombre de las lenguas no hace sino mostrar «la radicalización del discurso y de la política lingüística del PP de Aragón», cuyo objetivo es garantizar «un territorio monolingüe donde solo se hable el castellano», dejando el catalán y el aragonés «en una situación de desprotección absoluta».
Pero este activista advierte de que el cambio de denominación es tan solo el detalle, ya que uno no deja de hablar catalán para hablar LAPAO de la noche a la mañana. «La cuestión se ha centrado mucho en el nombre, tapando la discusión real que se debía hacer sobre el papel del catalán en la educación, en la Administración o en otros ámbitos». Lo dice con conocimiento de causa, ya que según las últimas investigaciones que están llevando a cabo, la utilización del catalán entre los más jóvenes decae a marchas forzadas y «ya no es la lengua en la que interactúan mayoritariamente». «Estamos en un punto de inflexión en el que sería esencial hacer cambios para proteger la lengua, pero la nueva ley va justo en sentido contrario», explica Sorolla.
En el Principat, de la indignación a la ironía
Desde el Principat, entidades y partidos políticos criticaron con firmeza la nueva Ley de Lenguas aragonesa, que ven como un nuevo ataque al catalán por parte del PP. De hecho, hasta fuerzas catalanas defensoras del castellano –como el propio PP catalán o Ciutadans– criticaron el cambio de denominación de la lengua, a la que no le ven ningún sentido.
Pero la nueva norma también dio pie a la imaginación popular, que sobre todo a través de las redes sociales, dio fe de su creatividad. No ha tardado en aparecer una aplicación móvil de traducción automática catalán-LAPAO –no la tuvieron que pensar demasiado– y tampoco ha faltado quien exhibe con orgullo su currículum lingüístico: catalán, valenciano, mallorquín y LAPAO. El cachondeo llegó también al Parlament, donde el diputado de la CUP David Fernández se dirigió al resto de los diputados señalando: «Con permiso de la presidenta, utilizaré el LAPAO, espero que me entiendan».