De sobornos, maletines y apuestas amañadas
Los maletines repletos de dinero o las apuestas amañadas en torno al fútbol siempre han sido un rumor de fondo en el deporte rey, sobre todo a final de temporada, cuando un gol o una decisión arbitral pueden separar la gloria del más absoluto fracaso. Unos amaños que la reciente operación de la Europol han dimensionado como toda una maquinaria internacional.
«Nosotros estamos aquí para un principio absolutamente loable, que es el tema de querer permanecer en la Segunda División, para eso nos asimos a lo que sea». Son palabras Francisco Pernía, expresidente y poder en la sombra del Racing de Santander, dirigidas el pasado 2 de julio al presidente del Girona, Joaquim Boadas, en una reunión en la que el dirigente del equipo cántabro propuso al catalán que se inculparan por alineación indebida en el partido que ambos equipos disputaron en abril, con victoria para el Girona. Esto hubiese abierto la puerta de la permanencia del Racing, finalmente descendido a Segunda B.
Los trajines de diverso pelaje a final de temporada han sido un rumor constante en el mundo del fútbol, pero pocas veces se había puesto de manifiesto tan claramente, con denuncia incluida de uno de los afectados por el intento de amaño –el Girona ha denunciado los hechos–.
A esto se le suma, además, el hecho de que la UEFA haya denunciado también al Racing por el amaño de otro partido, jugado en este caso contra el Hércules en la última jornada de la temporada pasada. Concretamente, se acusa a ambos equipos de amañar el resultado del partido para conseguir buenas sumas de dinero a través de las casas de apuestas, que fueron precisamente las que denunciaron los hechos al detectar un volumen de apuestas muy superior al habitual.
El presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) ya señaló que, en su opinión, ambos equipos «deberían ser expulsados de la competición», aunque el asunto está en manos del Comité de Disciplina Social de la Liga, que todavía no ha decidido nada. En Italia, un caso parecido pero a gran escala, denominado ‘Calciopoli’, acabó con varios clubes sancionados, entre ellos la Juventus, que fue directamente descendida de categoría.
Corrupción a gran escala
Pero la corrupción en el mundo del fútbol va bastante más allá de la Segunda División de la LFP. Así lo mostró la trama hecha pública el pasado febrero por la Europol, que tras una investigación de varios año diseñó una radiografía parcial del amaño de partidos a escala planetaria. Al menos 150 de los 380 partidos dudosos investigados habían sido amañados entre 2009 y 2011 solo en Europa. 300 más en el resto del mundo.
La trama, que implicaría a jugadores, directivos y árbitros de varios países, se dedicaba a sobornar árbitros, preconfigurando un resultado con el que después ganaban sumas espectaculares de dinero a través de casas de apuestas asiáticas, que son las que concentran la mayor parte de las apuestas del mundo del deporte. La Europol incluso apuntó al que podría ser el cabecilla de la trama criminal: Dan Tan, con sede en Singapur.
Una investigación policial que probablemente no acabará en nada, pero que arroja una sombra de sospecha sobre todo el mundo del fútbol. En un recomendable artículo, el periodista Brian Philips explica su desazón al comprobar la corrupción en el fútbol, explicando, a su manera, que no son muchas las maneras de escapar de un mundo injusto lleno de tramposos: «Puedes tirar de la religión, creo; si eres realmente optimista puedes hasta tirar de la política. Si eres como yo, tirarás hacia el arte y el deporte». Y añade: «Ves un partido de fútbol porque las reglas son claras, lo que ocurre durante el juego tiene sentido y es una oportunidad de ver a gente con talento hacer grandes cosas».
Entonces, el desengaño: «Puedes seguir teniendo deportes si los jugadores hacen trampas. Puedes seguir teniendo deportes si los aficionados se pelean. Son grandes problemas, pero pueden ser abordados sin condicionar el concepto básico del deporte. Cuando los resultados de los partidos son dictados desde fuera, entonces ya no tienes un deporte». Su conclusión es inequívoca: «El fútbol está jodido».