Hervé Falciani: «Lo importante no son los nombres sino dónde va el dinero»
Nacido en Mónaco en 1972, este ingeniero de sistemas provocó un terremoto en los ambientes financieros cuando, en 2009, trabajaba en una filial del banco suizo HSBC y se hizo con la identidad de 130.000 supuestos evasores fiscales. Desde entonces colabora con la Justicia y diversas agencias tributarias, aunque nunca ha hecho públicas las identidades de los defraudadores. Ahora se presenta a las elecciones europeas encabezando la lista del Partido X.
Desde 2009, Hervé Falciani no lleva una «vida normal». Apretando un botón, el de «copiar» los nombres de 130.000 defraudadores de la base de datos del banco suizo en el que trabajaba, dio un paso que no le ha permitido dar marcha atrás. Estuvo en la cárcel, la Audiencia Nacional española se negó a extraditarlo y, desde entonces, la amenaza permanente le obliga a estar atado a los guardaespaldas. La entrevista se realiza a través de Skype. Ni siquiera en campaña, convertido en candidato del Partido X, Falciani hace pública su agenda. La participación en los comicios europeos es solo un ámbito más de la labor de un hombre comprometido contra el fraude y que ha diseñado un software que permitiría seguir el rastro de las transacciones económicas y calcular el beneficio real de las empresas.
Tenía un buen puesto en un importante banco y decidió marcharse con el nombre de 130.000 defraudadores. ¿Se siente un héroe?
Veía todo lo que se hacía a nivel de políticos y banqueros, y cómo estábamos aprovechando la riqueza de gente que no tenía nada. Cuando te encuentras con acciones contradictorias, opuestas al sentido común, tienes dos opciones: cerrar los ojos y ser un cobarde o hacer todo lo que puedas para que lo que sabes sea conocido por todos. Cuando digo todos, hablo de los jueces en primer lugar.
Sus antiguos jefes le acusan de «traidor» y de haber robado la información.
Cuando hablan de traidor, de robo... deben de recordar que son ellos los que no quieren que se controle a los bancos, que se establezca la realidad sobre la deuda, sobre los créditos o sobre el dinero. ¿A quién he molestado? A quien estaba robando al mundo. Quienes dicen que compartir información es un robo son villanos y vendidos.
Habla frecuentemente acerca de las «finanzas en la sombra». ¿A qué se refiere?
Cojamos como ejemplo elementos concretos como los fondos de inversión. Son estructuras legales a través de las cuales se mueve el dinero. Sin embargo, no tienen control. Por dar un número muy preciso, las finanzas en la sombra pueden estar valoradas en 67 billones de euros. Representa un tercio de la valoración total de la economía financiera. Para el rescate de los bancos se ha necesitado un billón. Esto significa que las finanzas en la sombra representan 67 veces lo que necesitaríamos. Pero solo es un ejemplo. Solo en Europa, no sabemos a quién pertenecen 5,8 billones de euros. Es muy difícil decir que tenemos una deuda cuando no se conoce dónde está el dinero. Nuestro objetivo es compartir con la comunidad, con todos, que la economía que presentan no es verdad, que se basa en mentiras. ¿Por qué Suiza firma acuerdos con 31 países de la OCDE antes de las elecciones sobre intercambio de información fiscal? Porque tienen miedo de lo que estamos haciendo. Esto muestra que estamos molestando, que estamos recuperando derechos, que vamos en la buena dirección.
Desde hace tiempo colabora con la Justicia y con agencias tributarias. ¿Cuáles son los efectos de esta labor en común?
En su día estuve encargado de los proyectos estratégicos de bancos, haciendo que se adaptasen. ¿A qué? A nosotros. Para poder continuar cogiendo nuestro dinero. Ahora hago lo contrario, colaborando con agencias tributarias como la francesa. Se han recuperado miles de millones en diversos países. Eso es ya un hecho. Cuando he empezado a trabajar no solo con la Justicia sino con agencias tributarias, se han ingresado miles de millones más. Representa una gran cantidad de dinero. Creo que cuanta más presión ponemos, hacemos que tengan más miedo.
¿Cree que ha ayudado a que estos grandes banqueros puedan sentir miedo?
Claro. Y están presionando. Por eso tenemos que continuar. Pueden perder miles de millones, no se van a quedar con los brazos cruzados. Es un trabajo, un modo de vivir. No se pueden buscar acuerdos con los lobos. Y a un depredador no vas a cambiarlo. Cuando entiendes cuál es la utilidad de la banca de inversión, qué liquidez tiene y dónde falta, entiendes que no lo hacen por servicio público o interés general, sino para ganar más y más dinero.
Usted se hizo con listas en las que aparecían los defraudadores con nombres y apellidos. ¿Algún día conoceremos sus identidades?
No son los nombres, sino los mecanismos. Los acuerdos de cambio de información están casi cumplidos. La gente piensa que lo importante son los nombres, pero no es así. Son las empresas, los mecanismos, dónde va el dinero. Si no tenemos el rastro no sabemos cuáles son los beneficios y no podemos cobrar. El próximo paso es que ese rastro sea el beneficio real. Así sabremos cuál es el valor real del dinero y del trabajo. Cuánto se puede pagar a un empleado; cuántos impuestos se deben coger de las empresas. No se puede permitir que las compañías sigan decidiendo cuánto tributan. Tenemos que obtener el verdadero número de los beneficios, para coger el impuesto justo, el que necesita la sociedad civil. Ellos usan las autopistas, los aeropuertos, las infraestructuras y no pagan los impuestos para que se construyan como lo hacemos nosotros. A día de hoy no conocemos los verdaderos beneficios y eso es lo importante, no los nombres, aunque los acuerdos de cambio de información automática firmados por Suiza son relevantes.
Sin embargo, la sociedad también quiere conocer la identidad de quienes defraudan. En Euskal Herria, por ejemplo, se está debatiendo la opción de hacer públicos los nombres de los grandes defraudadores.
No tengo límites para luchar contra el fraude. Si esta es una decisión pública adoptada de un modo democrático, veremos si tiene éxito. Es más difícil establecer una lista. Lo más importante es establecer los verdaderos beneficios y dónde van. Si establecemos estos sistemas de control, que es muy factible, no se podrá ir más el dinero. Se pararán esos 40.000 millones que se van cada año del Estado español. Ahora mismo estoy trabajando en otro tipo de fraude, en la evasión del IVA, que representa también miles de millones. Tenemos un montón de dinero que se va solo porque dejamos hacer. La vergüenza es que tenemos la posibilidad de actuar y no hacemos nada.
¿La ciudadanía no sería más consciente con acceso a las identidades de los defraudadores? Pueden establecerse conexiones entre el poder político y el económico.
Como está organizado hoy, el sistema está preparado para que no sean imputados. Que alguien lo sea se explica como un fracaso gigante. Con la desregulación de las finanzas tienen todo para continuar haciendo lo mismo sin ser encontrados jamás culpables. A nivel de la Justicia continúan con una lucha. No podemos esperar que ese tipo de información que han organizado para que no exista clarifique todo.
Ha decidido entrar en política y presentarse a las elecciones europeas con el Partido X.
Podemos encontrarnos con un verdadero poder político que no tenga intereses en los grandes empresarios o bancos. Queremos que las cosas cambien y para ello se necesita conocimiento y entendimiento. Esto es fundamental. Si no es en las urnas, será en las calles donde nos encontraremos millones. Si fuese demasiado tarde para las europeas, no lo será para que las informaciones lleguen a los ciudadanos. La sociedad civil es el verdadero poder. Nosotros somos los que les vamos a obligar y puede ser mañana.
¿Es casualidad que el candidato del PPE a la presidencia de la comisión europea sea un exprimer ministro de un paraíso fiscal como Jean Claude Junker?
¿Existe la casualidad? Existe como la casualidad de la crisis. Es una crisis financiera, no tenemos que olvidarlo. Es una crisis y las finanzas son las culpables. Después de cinco años, el peligro es que la gente olvide que no es culpa suya. Que es culpa de los mismos que están haciendo que se olvide.