Jonan Fernández, secretario de Paz y Convivencia, ha dejado claro que la propuesta de recorrido que hacen a los presos no tiene «ninguna garantía» final de excarcelación, dado que eso no compete a Lakua sino a las juntas de tratamiento de las prisiones y las autoridades judiciales estatales. «No es una fórmula mágica ni pretende crear expectativas falsas de solución a una problemática muy compleja», ha dicho en Donostia. No obstante, ha afirmado confiar en que con el tiempo se puedan ir dando cambios en la política carcelaria que allanen el camino, por lo que este programa se lanza con un ritmo bastante lento. Fernández habla por ahora solo de «abrir un camino legal, viable, realista y progresivo».
Lo que Lakua propone en concreto a los presos en Hitzeman es que suscriban una declaración inicial de «compromiso de contribución a una consolidación definitiva de la paz y la convivencia». A partir de ahí, serían invitados por una comisión gestora a recorrer «itinerarios» en el terreno académico, asociativo, institucional o solidario, en proyectos concretos. Luego el Gobierno de Lakua evaluaría este camino y certificaría si efectivamente se ha producido una «resocialización». Ahí acabaría todo. Jonan Fernández concreta que se han inspirado en la llamada «vía Nanclares» y en los criterios europeos sobre esta cuestión.
En paralelo, dentro también de Hitzeman el Gobierno Lakua se compromete a reivindicar la transferencia de prisiones o a demandar la humanización de la actual política carcelaria. En este sentido, «un preso enfermo o mayor de 70 años no necesita seguir el programa Hitzeman para que se le aplique la legalidad, como tampoco el acercamiento lo requiere», ha matizado Fernández. A preguntas de los periodistas, ha añadido que tampoco se lo requerirían, por ejemplo, a los condenados por el «caso Bateragune» sino a quienes realmente hayan militado en ETA.