En la segunda y última sesión que se sigue en Iruñea contra los «arrantzales barbudos» por desplegar la ikurriña gigante en los minutos previos al cohete de los sanfermines de 2013, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones.
El Ayuntamiento de Iruñea, que ejerce la acusación particular, ha modificado su postura y solicita para Mikel Valdivielso, Iñigo Ramallo, Natxo Barriuso e Iker García una pena de cuatro años de prisión, frente a los dos que solicitaba inicialmente. Ha retirado la acusación contra Josu Gracia, que grabó la acción reivindicativa.
El Consistorio argumenta que el fin de los procesados no era reivindicativo, sino que buscaban boicotear el chupinazo y que no se tirara el cohete.
La Fiscalía, por su parte, mantiene su petición de cinco meses de prisión para los cinco procesados. Ha admitido que Gracia no participó «materialmente» en la acción, aunque el fiscal considera que colaboró en la comisión de lo que cree un delito.
El Ministerio Público ha añadido que la culpa de que el chupinazo se retrasara fue de los acusados.
En esta sesión también han declarado dos policías españoles en calidad de peritos expertos en explosivos, quienes han coincidido en señalar que el despliegue de la ikurriña «aumentaba la peligrosidad» del cohete.
Por su parte, la defensa ha sostenido que los hechos «no son constitutivos de sanción penal alguna», por lo que ha pedido la libre absolución para los acusados, cuatro de los cuales han reconocido su participación en los hechos, mientras que el quinto ha sostenido que no colaboró en la acción, tan solo la grabó.
Los cuatro acusados que reconocieron ayer su autoría en estos hechos han insistido en todo momento que su acción no supuso ningún riesgo para los asistentes puesto que adoptaron grandes medidas de seguridad y han sostenido que la bandera no suponía un impedimento técnico para lanzar el cohete, por lo que creen que esa decisión se tomó por cuestiones políticas.
Asimismo tanto ayer como este jueves, en su última intervención, han afirmado que su objetivo no fue boicotear el inicio de la fiesta, sino exhibir una bandera, la ikurriña, que, a su juicio, «debería estar colocada en la balconada del Ayuntamiento por voluntad popular».